Había un ambiente raro y no era el olor. Era otra cosa y Jacinta me puso al día.

-¿Pues no ve cómo llega la gente al puesto de Manuel? ¿No ve cómo le miran la mercancía, cómo la husmean? Me da pena verlo.

-¿Y qué es?

-¿Qué? Desconfianza.

-¿Por la carne?

-¿Por qué va a ser? El hombre está bien sano. ¡Pero ese ministro! Y que conste que yo estoy de acuerdo en que la ganadería intensiva da una carne de menos calidad que la extensiva y que hay un maltrato en esas granjas de miles de miles de animales. ¡Pobrecitos! Esto es lo que ha dicho y no lo que dicen que ha dicho. Y es de cajón aquí y en Pekín, como dice mi Juan. Pero «el pollo» que le han montado no hay derecho. ¿Y el carnicero qué culpa tiene? ¿O es que estas que hacen tantos remilgos no se zampan a dos carrillos una hamburguesa en un McDonald o en un Burger King sin saber lo que están comiendo y hasta se chupan los dedos por esos aditivos que les echan? ¡Como si no las viera yo! ¿A qué viene tanto cuento ahora? Pues claro que comer mucha carne no es sano. Mire a esa cómo le sobran los kilos. Y yo puedo pensarlo y decírselo a usted ahora que no me oye... ¡Pero un ministro!

-¿Y qué quiere usted qué diga si le preguntan?

-Que diga lo que puede hacer. ¿Y qué puede hacer este bendito que cada vez que abre la boca solo da de comer a la oposición? La política es acción, ¿o no? Que promueva una ley en su Gobierno que limite la ganadería intensiva y que logre que la apruebe el Parlamento. Tal número de cabezas por hectárea. Y punto en boca.

- Ya hay propuestas en este sentido Pero hay que tener cuidado para no ir contra la libertad de producción y mercado. O no saldrían, Jacinta. Por eso mismo el ministro es vulnerable ante las críticas torticeras y se ceban en él. Tratar de conducir el consumo en una sociedad por y para el consumo es como montar un toro: el batacazo está asegurado. Hasta el mismo presidente considera que «un chuletón al punto es imbatible». Y sabe lo que dice.

-S í, es sibilino. Buenos están los ganaderos. Pero entonces el ministro solo aconseja, pero para consejos ya estoy yo vendiendo verduras. ¿O no es más sana una menestra de verduras? Mire estas berenjenas para freírlas y regarlas con miel de caña. Y qué me dice de esta lechuga que parece una flor. O llévese unas patatas y hágalas «a lo pobre». Donde se pongan unas verduritas...

-¡Jacinta, qué hay elecciones en Castilla-León! - la atajé y miré por si alguien nos escuchaba.

*Comentarista político