En una entrevista de Mercedes Milá a Adolfo Suárez, días antes de las elecciones del 22 de junio de 1986 en las que este se presentaba por el CDS, el expresidente decía decía sentirse comprometido por la igualdad porque «todos nacemos jurídicamente iguales pero no es verdad» y explicaba la diferencia entre nacer en su pueblo, Cebreros, cuyo impacto cultural era escuchar los domingos pasodobles en la plaza, o nacer en una ciudad universitaria. En aquellos lejanos años ochenta, Suárez afirmaba que el estado debía prestar a todos los ciudadanos igual atención en educación, cultura, vivienda, trabajo, etc., y que, una vez prestada esa atención, debía ser el esfuerzo, la tenacidad y el sacrificio lo que hiciera a uno subir en la escala social, y, al revés, hacerle bajar si no se demostraban esas virtudes. También habló del concepto de libertad, que no es solo poder decir lo que se quiera o votar a quien se quiera, «sino que implica un concepto de liberación de aquellos obstáculos económicos, culturales y sociales que atenazan al ciudadano». Suárez dedicó con un regalito al mundo occidental, al que se le llena la boca de palabras como solidaridad, libertad, igualdad, justicia, sin que luego estas se sustancien en la vida real. Y aducía, al fin, que el desprestigio de la clase política procedía por no atender todas estas necesidades y carencias y preocuparse sólo por mantenerse en el poder. Como en tantas elecciones en España, los votantes atendieron poco a razones basadas en la realidad moderna del siglo XX, y los resultados reflejaron, una vez más, la inercia de la intoxicación guerracivilista de buenos y malos, auspiciada por una pésima ley electoral sin segundas vueltas que todavía prima de manera exagerada al primero y a los que, como los nacionalistas, no se presentan nada más que en algunas circunscripciones. Ganó el PSOE con 184 diputados, seguido de AP con 105, y luego la indeseable Ley d’Hont atribuyó solo 19 al CDS de Suárez por sus casi dos millones de votos, mientras que al nacionalismo catalán de CiU le dio 18 (sólo un escaño menos) habiendo obtenido la mitad de los votos que el CDS. No hemos avanzado nada.