Cuando era chico ir al zoo era una ilusión grande aun cuando no dejaba de ser una cárcel de animales. De ahí que a todos se nos quedara grabada la imagen triste: las fieras daban bandazos sin parar de un pequeño extremo al otro de la celda. Y esto era así porque la conciencia social no miraba por la estabilidad de los animales y solo se pensaba en el morbo de la fiera, cerca, encerrada y dominada. Pero los animales eran más que eso. Recuerdo a Silvio, aquel mono sacando la mano para que le regaláramos golosinas. Gracias a él supimos que los animales deben ser individualmente considerados. Pasó el tiempo y el zoo se dignificó intentando imitar el hábitat natural y pasó a llamarse centro de conservación. A la par fueron cambiando los zoos de personas, es decir, las cárceles, y es verdad que, en cuanto a prestaciones, las prisiones han cambiado para respetar la dignidad humana. Pero con todo, ninguna prestación puede sustituir ese día de libertad materializada en los permisos como principal medida de reinserción social, que es uno de los fines constitucionales de la pena.

La gente cuando piensa en presos imagina criaturas peligrosas como los son las fieras indomables. ¡Qué injusto! La mayoría que puebla prisión son personas pacíficas a las que una mala partida o un entorno desfavorable las llevaron a cometer delitos. Y cada uno es único en sí mismo infinitamente más que un mono. Y hablando de esas excepciones de criminales sin remordimientos, no duden que estos muchas veces salen antes que un joven que haya cometido 30 pequeños delitos aun cuando este no es capaz de hacer daño a nadie y solo le faltó un buen tutor. Porque a pesar de que se vende en la disciplina que las penas son individualizadas, no lo son de cara a los permisos y en la hoja de cálculo se suman todas como una sola, y como los permisos llegan según hayas cumplido una parte de la condena total, dicho permiso se demorará tanto hasta que el preso sufra una metamorfosis contraria a la vida en sociedad. Eso tiene que acabar. Cada condena debe tener su sistema de permisos ajeno a la hoja de cálculo. O al menos un término medio para respetar la prevención y castigo que significa la pena. Además, que un permiso no es ninguna concesión que anule la venganza civilizada de las víctimas porque el preso vuelve a la cárcel. Pero este sistema de permisos es más salvaje que los grandes felinos. Y más cuando la disminución del delito no está en manos de la privación de libertad sino de la reinserción. Lo que no puede ser es que el zoo vaya por delante de la cárcel. Porque una persona siempre puede ser mejor persona si se le tiende la mano; como aquel mono Silvio que tanto se humanizó porque cuando sacaba su mano de la jaula, los niños saciaban su pena.

*Abogado