Sólo puedo celebrar a voz en grito el Premio Nacional de Periodismo Cultural a Guillermo Busutil. Está claro que nos mandan salir sin mascarillas para no pensar en el más allá golpista muy cerca del dry martini de Boadas, pero yo voy a tomarme uno bien frío brindando por Guillermo, que ha sido y es uno de los periodistas culturales más polivalentes y completos, por acción directa y por gestión, en la España doliente de los últimos años. La España ilustrada es dolor desde Larra y hay una dignidad inherente en los esfuerzos por profesionalizarla. Decía Francisco Umbral que lo que marca el prestigio del escritor es el contrato. Guillermo Busutil tiene firmado el pacto de la mejor amistad y la entrega elocuente con cualquier manifestación cultural: no sólo la escritura literaria, que es lo suyo, sino también el arte incipiente o nostálgico, de vanguardia o pretérito. Guillermo Busutil es pintura y es cine. Es un escritor de textos muy hermosos con esa vida honda que transcurre en detalles casi imperceptibles, que Guillermo atrapa con esa precisión del escalpelo en su adjetivo de la realidad. Como director de la revista Mercurio su labor fue fantástica. No se comprendió su cierre entonces, que nos dejó inmersos en la melancolía. La rentabilidad hay que buscarla en el hambre infinita de futuro.

La poesía es la marea que nos hace nadar contra el pasado, como escribió Fitzgerald, con su brindis final de ginebra helada esperando en el bar de la piscina. Con este premio también se reconoce a la buena prensa cultural de provincias, como en nuestros Cuadernos del Sur. Esa viveza que hay que valorar. El libro más reciente de Guillermo Busutil, muy buen autor de cuentos, es La cultura, querido Robinson; pero quiero pensar que este Premio Nacional, tan justo, es a toda una vida, a toda una actitud, a un talento y un pulso pugilístico de vasos congelados en el amanecer. La cultura, querido Guillermo, es un lugar mejor contigo cerca. Seguiremos remando.

*Escritor