Como arquitecto y artista de origen cordobés, y coincidiendo con el Día Internacional Del Arte, quiero acercarme a un proyecto de investigación que sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba me ocupa desde hace unos años. Mi condición de origen, nacido en Palma del Río en 1990, me permitió desde temprana edad conocer y soñar por las inmensas naves de la mezquita y acariciar sus columnas donde el frío mármol me transportaba a las sensaciones que los arquitectos musulmanes debieron sentir para levantar un impresionante edificio de culto y de encuentro social.

En mi tesis Re’Play (desarrollada en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura deMadrid) planteo una reformulación de la arquitectura desde el aprendizaje de la granMezquita-Catedral. Siento que la arquitectura cordobesa es un referente español de las emociones, de las sensaciones creadas con la luz, el sonido del agua, la sensación refrescante de la fuente, el olor a las flores, la relación que se establece entre la naturaleza y lo edificado, el binomio de utilidad y belleza, el espacio para las personas y la calidad de vida... Todo ello se encuentra en la arquitectura cordobesa. Además la construcción local es muy respetuosa con la historia y un claro ejemplo de sostenibilidad aún hoy en el s. XXI. Sin duda alguna, un ejemplo de ello es la Mezquita de Córdoba.

Abordo como hipótesis de investigación el proceso constructivo de la Mezquita de Córdoba, titulado «365 personajes heteróclitos». El nombre se debe a los 365 arcos de caliza y ladrillo rojo en distintas disposiciones (entrelazados, dobles, simples...) que sustentan la gran sala conformando ese bosque de palmeras. Y el apellido se otorga por sus condiciones heterogéneas de composición de cada uno de ellos, los cuales se conforman por fragmentos de diferentes procedencias.

La Mezquita de Córdoba es una operación arquitectónica muy interesante de analizar, ser estudiada y revisionada. Está proyectada del techo al suelo y no al contrario; que suele ser lo habitual . Establecieron un plano horizontal paralelo al suelo sustentado por columnas realizadas con fragmentos de edificios anteriores que se hallaban dispersos por el territorio (capiteles, basas, fustes, de diferentes épocas históricas). Los cuales tienen diferentes formatos y medidas. Encajar todos ellos para conseguir igualar la altura del arranque de los arcos fue posible debido a la labor meticulosa realizada en el suelo. Es en este donde los diferentes elementos arquitectónicos se combinan de 7 formas concretas para llegar a alcanzar y soportar el cimacio a la misma altura. Columnas que se entierran, otras que se calzan o incluso otras que agregan sobre sus basas otro fragmento pétreo. La solución es sencillamente brillante. El sistema es una apuesta por la sostenibilidad. Y desde luego se redescubre una forma de proyectar arquitectura que sería de gran interés aplicar con el lenguaje propio del s. XXI.

Estos orígenes, y las diferentes fases por las que atravesó la Arquitectura de laMezquita, podrían ser una fuente fundamental de inspiración para todos los que amamos, nos desvivimos y desvelamos por una arquitectura ennoblecía por el Arte que se posiciona en la sostenibilidad.

* Licenciado en Arquitectura y licenciado en Bellas Artes