En el mes de marzo siempre celebramos el día de la mujer, en que las mujeres dicen ¡basta! Basta a la discriminación sistemática a la que se han visto sometidas a lo largo de la historia fruto de una cultura patriarcal, afectando todas las facetas de su vida. Conviene seguir trabajando y educando en el cambio de mentalidad y conductas del varón y que sufre la mujer, incluso, a veces, con violencia extrema por parte del varón. Una de las raíces del problema podría ser el narcisismo que nos invade y a la falta de verdadero Amor Erótico. Autores y autoras de nuestro tiempo abordan el tema de Eros desde diversas perspectivas. Y llama la atención una cierta coincidencia: algo está ocurriendo en nuestra humanidad, respecto al Eros que no va bien, como dice José Antonio Marina en su libro ‘El rompecabezas de la sexualidad’, un Eros desordenado y separado del amor es un síntoma de insatisfacción e inhumanidad de nuestra cultura amorosa. Y es que el amor erótico, está agonizando, según el filósofo Bung Chul Han (’La agonia del Eros’), en nuestra sociedad a causa del narcisismo. A la persona narcisista no le interesa el otro sino solo aquello que sea reflejo del propio ego, ante lo cual el Eros amoroso se encuentra anulado.El narcisismo es un sentimiento individualista he ahí la cuestión, sentimiento que está presente tanto en la vida social como en la vida en pareja, personas que solo hablan de sí mismas y sólo les interesa lo que tiene relación con ellas, con su ego. Hablar de narcisismo individualista es hacer referencia al mito griego del joven Narciso: no se enamoraba de nadie, porque amaba su propia imagen. Su cuerpo se fue consumiendo hasta terminar convertido en una flor, el narciso, hermosa y maloliente. El mito nos ayuda a explicar formas de conducta, como una sobreestima de nuestras propias cualidades y necesidad excesiva de admiración y afirmación, superhombres, lo cual nos vuelve egoístas hacia las necesidades de los demás. El narcisismo hace difícil e imposible una auténtica relación de amor con el otro en cuanto otro; el otro es visualizado como objeto de excitación: no se trata de que sea amado, sino que sea objeto de consumo, es adicto al consumo de personas. El sexo es mercancía que se vende y se compra y no encuentro amoroso, poseer y no compartir le da placer. El narcisista no sabe mantener diálogos, solo monólogos. Por contra, Eros nos lleva siempre a salir de nosotros mismos, no se deja dominar por el régimen del yo y de la violencia; respeta al otro distinto y dialoga con él. ¡Qué contrapuesta a esta forma de relación erótica es la violencia y abuso sexual, el acoso, la pedofilia, la prostitución esclavizante! La virtud, desde el respeto a la identidad del otro, es el arte de amar. Más todavía: el amor hace posible una experiencia del Otro ¡con mayúscula!

* Licenciado en Ciencias Religiosas