La pandemia nos amarga la vida, pero no logra impedir que esta, tan poderosa a pesar de todo, siga su curso. Los días van siendo más largos y alegres, en el ambiente hay ya un tenue olor a primavera y las hojas del calendario marcan, imparables, las fechas grandes y pequeñas. Entre las primeras, las de referencia, llega este domingo el 28F, Día de Andalucía, y con él la tradicional entrega de distinciones a las figuras y entidades que brillan con luz propia, haciendo con su fulgor más luminosa esta tierra. Una de ellas sin la menor duda es el cantante Raphael, el divo cercano y sin edad que cumple 60 años de triunfos ininterrumpidos, al que la Junta nombrará Hijo Predilecto. Rafael Martos, el chico humilde que dejó su Linares natal enfundado en un «ph» para hacerse notar, como si su voz y su especialísima forma de actuar, tan parodiada pero tan inimitable, no hubieran sido suficientes, es parte destacada de la banda sonora de este país desde hace varias generaciones.

Hoy, superadas tantas cosas --su injusta adscripción al franquismo, dimes y diretes por su amaneramiento escénico, la enfermedad que casi se lo lleva...--, Raphael es uno de los personajes más queridos por todos --antiguos y modernos, izquierdas y derechas-- del mundo del espectáculo patrio, junto a otros dos nombres incuestionables, Serrat y Ana Belén; aunque la actriz y cantante, a punto de cumplir 70 maravillosos años, ha tenido silencios tan largos que los veinteañeros no la conocen. Raphael en cambio no ha parado de llevar el nombre de España por todos lados, y están tan arraigadas sus baladas y su persona en nuestra memoria sentimental que lo que no se entiende es que el máximo galardón de la comunidad autónoma haya tardado tanto en sumarse a los otros muchos que posee. Todos los andaluces nos alegramos por él, y en especial sus paisanos de Jaén y Linares, que han recibido el honor que dispensa el Gobierno regional como propio; hasta el punto de tomárselo como el inicio de un desquite --y quizá lo sea, porque a veces la política sabe hilar fino-- frente a los sinsabores de un presente en el que se sienten maltratados.

Córdoba también tiene motivos este año para estar contenta con el reparto de medallas. Una de ellas ha ido para la Federación Nacional de Autónomos (ATA), con sede nacional en esta capital desde su creación en 1995, que reparte el premio encantada entre los 547.000 empresarios andaluces, según su presidente, Lorenzo Amor. Y otra Medalla ha recaído en una de nuestras instituciones socioculturales más señeras, el Círculo de la Amistad, alma viva de la ciudad que ha sabido acompasarse a su devenir desde que fue inaugurado en 1854. Su noble edificio, antes ocupado por el Liceo Artístico y Literario con el que se acabó fundiendo, ha sido hospital en el siglo XV y luego convento de las Nieves hasta que en 1836 fueron exclaustradas las agustinas que lo habitaban; ha recibido a reyes y artistas de fama internacional, y ha sido testigo de acontecimientos históricos como el nacimiento en 1933 de la Asamblea Regional Andaluza que aprobó el anteproyecto de Bases para el Estatuto de Autonomía. El Círculo, actualmente presidido por Pedro López Castillejo, no solo posee tesoros como su biblioteca y fondos pictóricos, sino que a lo largo del tiempo, aun siendo una entidad privada, fue y sigue siendo foro dinamizador de las artes y punto de encuentro abierto a la sociedad cordobesa. Feliz Día de Andalucía.