Lato sensu todos los sistemas políticos, en mayor o menor medida, acaban estando relacionados con la corrupción, como si ésta fuese la especie de necesaria grasa cuya funcional virtud permite que los ejes, desde el principal, sobre los que aquellos pivotan, no entorpezcan el giro de las diferentes ruedas dentadas de esas sus complejas maquinarias, cuyo relojero-mecánico es la Justicia, siempre que esta sea una entidad con unos operarios de carrera que actúen con independencia, ateniéndose a la soberanía de la ley, como la opuesta a la corrupción, que entre otros fundamentales cometidos atenderá al buen funcionamiento de todo ese conjunto de engranajes y rodamientos cuyo exceso de pringue deberá evitar, e incluso, si fuese posible, la insistencia de la grasa misma.

Frecuentemente, la corrupción se une, en no pocos casos y no siempre, a la persona que ejerce la actividad política, como a otras no públicas o privadas, al igual que lo hace la sombra con el cuerpo que el sol alumbra, -aunque con alguna que otra excepción digna de ser reseñada por asombrosa, cabal y sobresaliente-. Y según ilumine el astro rey de soslayo o se encuentre en su cenit, esta será alargada y espesa o menuda y tenue. Mas ese sujeto, corrupto en mucho o poco que tal asunto le afecte, cuando compruebe y se observe, aunque engañándose, reflejado con su oscuridad y en la penumbra acabará, si no lo remedia, confiándose en su circunstancial reflejo, creyéndose perenne en su modus operandi.

Teniendo presente que la corrupción, que siempre tenderá a convertirse en sistémica, aparecerá como lastre, y se reproducirá según diferentes vertientes, que no solamente serán económicas, aunque éstas sean las más llamativas y escandalosas, sino que puede discurrir por otros entramados como los concernidos por el carácter institucional y moral afín con la estructura constitutiva del Estado, máximamente si este lo es de derecho y democrático. Que quedará tocado y hundido cuando las tramas corruptas afecten a su pilar básico, de los tres que lo conforman, cual es la Administración de justicia.