¿Qué nos ha traído la última década tecnológicamente hablando? El inicio del 2020 es buen momento para hacer balance. Han aparecido nuevos dispositivos, se han multiplicado las aplicaciones, se ha extendido el uso de las redes sociales y han aparecido otras preocupaciones sociales. Todo ello bajo una perspectiva temporal que reduce los tiempos y obliga a actualizar la tecnología constantemente.

El número de dispositivos tecnológicos se ha ampliado. La tendencia ha sido disminuir su tamaño y aumentar su autonomía. Una cosa aún no ha cambiado: la duración de las baterías sigue siendo un tema pendiente. Han mejorado, pero todavía estamos demasiado pendientes de recargar. ¿Qué dispositivos han tenido mayor protagonismo? El iPad, los altavoces inteligentes y los auriculares inalámbricos son muestras de cómo ha ido avanzado la tecnología.

Las pantallas del televisor y del ordenador se vieron complementadas por las tabletas. En concreto, el lanzamiento del iPad en el 2012 abrió un nuevo mercado para este tipo de productos. Más adelante, los altavoces inteligentes han popularizado los asistentes digitales como Alexa de Amazon o el de Google. Los avances también se han visualizado con el uso de los auriculares inalámbricos, liberando a los usuarios de los cables de conexión. Es decir, nos encaminamos hacia una sociedad donde todas las actividades diarias estarán ligadas a las conexiones vía Bluetooth o lo que se llama el internet de las cosas.

En este apartado, la empresa Apple ha tomado protagonismo durante gran parte de la década, aunque la consolidación de marcas como Samsung y Huawei ha hecho que, en estos últimos años, las empresas asiáticas hayan ido tomando mayor relevancia. De hecho, únicamente hay que ver su protagonismo en el Mobile World Congress. La razón es que el mayor número de usuarios de dispositivos digitales se encuentra actualmente en Asia. Estados Unidos y Europa han quedado relegados a posiciones posteriores porque no pueden competir con los enormes mercados de los gigantes chino e indio.

Dos redes sociales se han convertido en imprescindibles para muchos usuarios. La primera es Instagram, que nació en el 2010, y ha marcado la nueva dinámica de publicar fotos para explicar nuestras rutinas diarias. La manera de comunicar visualmente se ha convertido en mayoritaria especialmente para los consumidores más jóvenes. Snapchat también revolucionó el mercado en el 2011, convirtiendo lo efímero en lo más relevante. Esta red ha popularizado las stories, vídeos cortos de 20 segundos que desaparecen en 24 horas, así como los filtros que se añaden a las fotos. Si bien es poco conocida en Europa, su impacto ha sido importante porque otras redes como Facebook e Instagram han adoptado en gran parte su lenguaje comunicativo. Estas dos redes han mantenido la influencia anglosajona a nivel global; aunque a finales de la década hemos visto que una red asiática, TikTok, empezaba a expandirse más allá del mercado chino. Ahora se ha convertido en el entretenimiento musical de muchos de nuestros adolescentes.

El uso de las aplicaciones se ha ido ampliando hacia diferentes ámbitos. Una de las protagonistas de la década ha sido la de citas, Tinder. Se ha convertido en una expresión de lo que el sociólogo Bauman llama «amor líquido». En el mundo del entretenimiento, Netflix ha transformado la manera de consumir contenidos audiovisuales. Y si hablamos de juegos destacarían el CandyCrush y PokémonGo. Ambos son la expresión de cómo entretenernos en movilidad. El primero porque lo usamos en tiempos muertos (seguramente en nuestros trayectos diarios en transporte público o privado) y el segundo porque se convirtió en un entretenimiento veraniego que además favorecía el caminar y la interacción social.

Este nuevo escenario digital ha traído nuevas preocupaciones en torno al uso de los datos personales. Uno de los episodios que ha marcado un antes y un después ha sido el caso de Cambridge Analytica en el 2018. Gigantes como Facebook y Google han visto que hay que establecer límites para garantizar la privacidad del usuario. La desinformación también se ha convertido en una preocupación de los gobiernos, no solo en periodos electorales. Ahora forma parte de la acción gubernamental y de la agenda de políticas públicas.

* Profesora de la UAB