El 87% de la superficie de la provincia de Córdoba tiene uso agrícola o ganadero. El olivar ocupa casi la mitad como el principal cultivo en extensión y en rendimiento económico, pero sin restar riqueza a un sector de gran diversidad: segunda provincia ganadera de Andalucía con un peso enorme en lácteos, vacuno y cerdo ibérico, importante productora cerealista, de cítricos y frutales, destacada por sus vinos, ajos, almendras, miel... La producción final agraria de la provincia, según datos que acaba de facilitar la Junta de Andalucía, alcanzó los 1.638,7 millones de euros el año pasado, marcando su récord histórico.

Estamos, pues, ante un sector clave para la economía cordobesa, en el que es obligado para todos los actores combatir sus debilidades y aprovechar sus potencialidades para impulsarlo en un entorno cambiante y global que exige calidad, nuevas tecnologías, empresas y mano de obra bien formada, investigación aplicada y muy especialmente mejora de la comercialización --que requiere concentración empresarial-- para consolidar mercados y abrir nuevos horizontes. Siempre se ha considerado que el gran peso del sector agrario en Córdoba era una rémora para su desarrollo. Así lo ha sido y lo es por el empleo temporal y poco cualificado, la dependencia del clima y de las cosechas, el bamboleo de los precios y, muy especialmente, por los ingresos que pierde al vender los productos sin transformarlos. Sin embargo, y nunca mejor dicho, esta es la materia prima de la provincia de Córdoba, con la que debe trabajar para conformar un mejor futuro. Y en ese sentido se han dado los avances de las últimas décadas: la industria agroalimentaria es la gran baza, como demuestra su constante crecimiento y diversificación.

El Anuario Agroalimentario editado por Diario CÓRDOBA ofrece una exhaustiva radiografía del sector y las claves de su futuro. Sus debilidades, centradas especialmente en la incertidumbre de la PAC, la volatilidad de los precios y la necesidad de nuevos regadíos, requieren nuevas estrategias, osadía e imaginación. Sus ventajas, con siete denominaciones de origen, 153.000 hectáreas de producción ecológica, un sector cárnico de enorme fuerza y un sistema cooperativo cada vez más consciente de la necesaria cooperación y concentración, unidas a la colaboración de la UCO en la mejora de las producciones e industria serán nuestras armas. Queda mucho camino por recorrer hasta convertir las potencialidades en realidad estadística. El apoyo de la administración para fomentar la formación, la incorporación de los jóvenes, la exportación y la industrialización del sector es imprescindible. Como la concienciación de agricultores y ganaderos.

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