Hay un gimnasio en la calle El Avellano en Santa Rosa donde los niños y niñas, desde los 4 años, pueden practicar artes marciales con otros niños.

Es fantástico porque los menores, como reza su publicidad, además del deporte que practican adquieren muchísimas habilidades sociales, como el respeto al prójimo, la aceptación, y lo más importante, aumenta su autoestima. Todo ello, claro, si tu hijo/a no padece alguna discapacidad, como la de mi pequeña de 10 años, a la cual se han negado a conocer y valorar en este gimnasio. Una llamada en la tarde de ayer para decirme que no la llevase hoy a la cita concertada, porque la chica que imparte las clases se ha negado a verla en persona.

Era tanta la ilusión que mi pequeña tenía por entrar en este gimnasio al que asisten sus amigos, que he tenido que mentirle y decirle que el gimnasio ha suspendido las clases de artes marciales. Decirle que no la quieren ver allí le habría partido, como a mí, el alma en dos.

Así que ya saben, si su hijo o su hija son «normales», llévenlos a aprender artes marciales al gimnasio de la calle El Avellano, en El Barrio de Santa Rosa, que aumentarán su autoestima, y la aceptación y respeto por el prójimo.