Un escarmiento a un particular en el que concurre la responsabilidad de ser padre. Ha sido condenado por el Juzgado de lo Penal 2 de Zaragoza a nueve meses de prisión y 12.440 euros de multa por insultar a un árbitro de raza negra en un partido de benjamines que disputaba un hijo suyo el año pasado. El juez le dice que se puede criticar, pero no insultar y humillar con conceptos racistas.