Nunca me gustaron las aglomeraciones. La sensación que me provocan me hace sentir que me falta el espacio vital que necesito y me angustia pensar que si algo pasara no podría salir corriendo y desaparecer, por no citar que el contacto no deseado con el resto de los humanos, ese que te imponen las bullas de la Semana Santa o la feria en sus horas más álgidas, me provoca una gran incomodidad.

Pero asomada a esta Semana Santa desde un lugar privilegiado, ese patio de los Naranjos desde el que ver más allá de la puerta lo inimaginable y con el privilegio de estar en un pequeño hueco a salvo de la asfixia, reflexionaba sobre los comportamientos humanos y sus semejanzas con unos insectos, tan sorprendentes como diminutos, que todo lo hacen muy apretados y en comunidad: las hormigas.

Para empezar en cada hormiguero hay obreras, soldados, reina y exploradoras, con una jerarquía inquebrantable. Si van a la lucha cada una asume su rol y son capaces de despedazar al enemigo; la agricultura y la ganadería no tienen secretos para ellas y son capaces de automedicarse si lo necesitan, de lamerse unas a otras para curarse, de hacer carreras de relevos para recolectar más semillas para el grupo y de dejar su olor para que otras encuentren el rastro; ningún sitio se les resiste para alcanzarlo, hasta el extremo de que en zonas encharcadas se reúnen y forman estructuras a modo de balsa que sirven para que las demás trepen a ellas, floten y crucen; al anochecer, unas pocas salen de la colonia y sellan la entrada para protegerla con pequeñas rocas y ramas hasta cubrirla, pero como lo hacen desde afuera terminan muertas al quedar expuestas una noche entera. Hasta hormigas kamikazes existen, capaces de suicidarse por la comunidad y también hormigas esclavizadoras que atacan a otras colonias en las que capturan ejemplares y los llevan a la suya, obligándoles a trabajar todo lo duramente que pueden. ¡Y vampiras que chupan la hemolinfa de las débiles larvas!... ¿Les suena?

La cuestión está en que con todo esto las hormigas colectivamente forman una compleja red de altísima eficiencia, con un sentido de conciencia social muy elevado, así que la pregunta que me hago es si los humanos, a medida que avanzamos, seremos capaces de mantener ese mismo nivel de conciencia colectiva.

Tengo que pensar qué tipo de hormiga sería.

* Abogada