Cada mañana se repite el milagro que nos ofrece la vida, luz, sol, nubes, paisajes, sonrisas de seres humanos felices y el contraste de aquellos que se esfuerzan denodadamente por conseguir esa felicidad que no alcanzan por mucho que traten de conseguirla. Tengo la fortuna de amanecer entre longevas dehesas llenas de vida y fuente de sabiduría natural. Mis emociones se transforman en reflexiones y pensamiento sobre todo aquello que, siendo posible alcanzar, nuestra condición innata nos imposibilita alcanzar en plenitud. Un rayo de luz me introduce en ese mundo que visualizo, pero no percibo el contexto objetivo deseable. Me planteo hipótesis que pueden alcanzarse con voluntad, conocimiento, con todo lo bueno que nos ofrece el siglo actual, pero... Pienso en un mundo donde los seres humanos nos dejáramos de pensar en el afán de lucro como el propósito de nuestra existencia, de nuestra felicidad, más bien creería que aquella que tanto anhelamos todos los que compartimos el ideal de humanidad, se alcanzaría no muy sencillamente como todo en el mundo, pues tendríamos que ser capaces de olvidar por un momento nuestras egoístas pretensiones para trabajar como un equipo inmenso tratando de salvar nuestro medio natural capaz de brindarnos lo que todos los seres humanos consideramos nuestro fin. Pienso en un mundo donde la luz sea bienvenida no a través de una factura sino a través de una alianza mundial por la energía sostenible y libre en el hogar. Un planeta donde se transnacionalicen los conocimientos y no los objetos donde sepamos que todo es un regalo que hemos de agradecer. Pienso en un mundo donde haya trabajo para todos, donde todos sean y se sientan útiles y necesarios. Donde las necesidades básicas estén aseguradas para el 100% de las personas y los animales. Donde la capacidad y el esfuerzo individuales sean reconocidos, valorados y premiados, cualquiera sea su color y nivel social de sus antepasados. Donde la energía se obtenga sin destruir el medioambiente, la eficiencia energética sea entendida por todos y la distribución de la riqueza sea más justa. Donde haya menos competencia y más solidaridad. Pienso y quiero colaborar para contribuir a realizar una auténtica reforestación de las dehesas de Andalucía y en el planeta (olvidadas por Europa), pienso que podemos hacer posible seguir investigando sobre los problemas de nuestras dehesas, y controlar la tala de árboles. Es necesario reforestar para revertir el efecto invernadero, para revertir la erosión y los largos periodos de sequía, para no arrepentirnos de que la oportunidad está ahora en nuestras manos y es posible hacerlo, para que aumentemos y conservemos el agua gota a gota; reforestar el mundo para reducir el efecto negativo y nocivo de las altas emisiones de CO2 y otros gases peligrosos, porque es nuestra obligación con las generaciones futuras antes que sea demasiado tarde.

Pienso que las nuevas generaciones pueden vivir en unidad familiar y disfrutar de las relaciones humanas, del vivir, de la esencia que significa solidaridad, valores y que juntos acabemos con la división que la humanidad originó a través de la historia, pues no es posible seguir dejando que pasen los milenios y seguir con tanto caos como día a día visualizamos. Es mi humilde forma de pensar, todos hemos sido niños en nuestras etapas de la vida, no dejemos pasar la oportunidad de cambiar, respiro en este mundo y deseo que los venideros respiren mejor y vivan como seres vivos. En respeto y tolerancia. Un niño sueña. Les invito a soñar con valores y en un mundo emocional, justo y de servicio. Un sistema financiero al servicio de los ciudadanos, no para crearles infelicidad. ¿Será que no pueden dar un servicio para un mejor vivir? Les queda muy difícil vivir sin el dinero que ha causado división. Cuando se trata de imaginar un futuro ideal es difícil no caer en la dulce utopía. Pero al mismo tiempo no toda mejora tiene por qué ser irreal, con un pequeño cambio de actitud en cada uno de nosotros podríamos crear un mundo mucho más acogedor que el que se nos presenta hoy en día. Pienso que la solidaridad es la clave para un futuro mejor, no se necesita más que un poco de compromiso los unos con los otros. Sería muy útil que cada uno de nosotros mirara a los demás con la estima con la que miramos el espejo. Si así fuera, no permitiríamos las miserias y las violaciones de los derechos humanos que se encuentran en diferentes lugares del mundo. Y podríamos, juntos, enfrentarnos a las adversidades que la naturaleza nos depara y que no dependen de nosotros. Comparte lo que te sientas mejor, para hacer de nuestra tierra, Los Pedroches, un lugar de progreso, donde todos tengamos un espacio atractivo y de futuro, lleno de posibilidades para realizarnos. Pienso en una vida llena de luz donde la contaminación ambiental haya descendido y pueda observarse la primavera en toda su plenitud, donde me haga llegar el rayo de luz acompañado de la justicia social y la igualdad que anhelamos.

* Graduado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Máster

Universitario en Prevención de

Riesgos Laborales