Seguramente habrán llevado al optimismo general los acuerdos del último Consejo de Política Fiscal. Pero ojo que los andaluces claudicaron por "imperativo legal" y a la espera de trasladar al Gobierno central las consecuencias del estrangulamiento del servicio público que aquí practican, mientras dejan intacto el aparato identitario de Administración subvencionadora y forjadora de clientelismo. De los demás para qué hablar.

Lo peor es comprobar que nadie conoce el método directo para salir de los efectos devastadores de este huracán. La mentira dura poco porque los hechos inmediatamente la evidencian.

Ciertamente Europa está en crisis total pero, como ya decía Ortega, España es el problema y Europa la solución. Al desconcierto europeo nosotros aportamos cuatro singularidades de muy difícil solución. La primera el paro, con índice histórico derivado de la estrechez, baja productividad y competitividad de nuestro sistema productivo y del desgobierno de los últimos y desgraciados años vividos. La segunda, u indefinido e ineficaz sistema político de 17 entes federados que imponen al Estado sus condiciones de funcionamiento a través de disparatados estatutos de autonomía, gastando sin apenas límite hasta la ruina propia y de la nación. Arquitectura constitucional diseñada por políticos con más urgencia por pasar a la historia que por forjar los cimientos de la Historia misma. La tercer, la angustia de los nacionalismos interiores, reaccionarios, insolidarios, manipuladores históricos, que tensan la política nacional con constantes reinvindicaciones basadas en singularidades propias sin consistencia alguna. Por último, el sistema financiero que se pregonaba como sólido y fiable, apalancado hasta la parálisis económica y social del pais, con apetito insaciable de fondos hasta el aburrimiento. Menudo panorama. Durará hasta despertar de la siesta de 34 años.

* Ldo. CC.Políticas