La cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de los 27 se celebra hoy a modo de bienvenida al nuevo presidente francés.

Se trata de un político que tendrá un gran peso en la Unión Europea y que llega con propuestas tan distintas de las de su antecesor que ha sido inevitable el choque con el otro gran país, Alemania, que de hecho impone la política económica comunitaria.

La reunión se convocó para oír al nuevo presidente francés François Hollande y para tantear lo que podría ser la agenda de una política de crecimiento.

La distancia entre las propuestas de Hollande y las de Angela Merkel no se refiere solo al ritmo de la reducción del déficit y a las políticas de estímulo del crecimiento, sino que afectan también a los eurobonos.

LA POSTURA ALEMANA

La cancillera alemana no se cansó de repetir, camino de la reunión, que esos instrumentos no son positivos, un rechazo en el que cuenta con el apoyo de Austria, Holanda, Finlandia y, extrañamente, España.

En el encuentro, preparatorio de la cumbre formal del próximo mes, también deben abordarse los mecanismos para que el Banco Europeo de Inversiones pueda respaldar nuevos proyectos de infraestructuras.

Parece que el popular Mariano Rajoy pedirá de una forma más o menos clara la intervención del Banco Central Europeo en la compra de deuda pública y contrarrestar los efectos de la especulación sobre el precio de los bonos españoles, pero no lo ha dicho claramente.

Es más, no solo se opone a que Europa entera luche contra los especuladores mutualizando las nuevas emisiones a través de los eurobonos, sino que rechaza la iniciativa que le ha sugerido el PSOE de reclamar la relajación de los objetivos de déficit.

LAS DECLARACIONES DE RAJOY

Las actuaciones y las declaraciones del presidente del Gobierno español son tan desconcertantes --"a fecha de hoy no hay ningún interés de acudir al fondo de rescate de la Unión Europea ni de ninguna otra institución", dijo ayer en relación a la banca-- que es difícil saber con exactitud qué papel quiere jugar en el complejo concierto europeo.

De todas formas, los planes de los 27 se torcieron incluso antes de que comenzara la cena de anoche al trascender supuestos escenarios europeos preparatorios de la eventual salida de Grecia del euro. Aunque Atenas desmintió esa hipótesis, las bolsas, la moneda y la deuda --sobre todo la española-- lo acusaron con fuerza.