Fue así, desde la orilla de la ciencia y de la fe, desde el saber médico y las creencias más profundas, como el doctor Miguel Angel Caracuel nos ofreció en el Salón de los Sentidos del Círculo de la Amistad, lo que bien pudiéramos denominar como una "conferencia en el Calvario", donde fue crucificado Jesús de Nazaret, en el primer Viernes Santo de la historia. Un ambiente cálido, un público anhelante, un tema de actualidad, nos trasladó al Gólgota, para mostrarnos todo lo que el saber científico nos aporta sobre la crucifixión del nazareno, "el castigo más cruel y abominable, el suplicio más terrible inventado por el hombre", todo ello con fotos detalladas y detallistas de varias imágenes veneradas en templos cordobeses: el Cristo de la Hermandad Universitaria (iglesia del Juramento), el Cristo de la Expiración (San Pablo), el Cristo del Remedio de Animas (San Lorenzo). El doctor Caracuel --presentado por Anselmo Perea--, comenzó hablándonos de la salud de Jesús, para internarse después en los diferentes momentos y paisajes de la pasión: el sudor de sangre, el arresto, la flagelación, la coronación de espinas, la presentación al pueblo, la cruz a cuestas, las caídas, la crucifixión y la muerte. Las palabras del médico nos adentraban en cada imagen, mientras el detalle de las heridas golpeaba con fuerza hasta el fondo nuestras conciencias libres. Fue una conferencia espléndida en su planteamiento y desarrollo, dejándonos no sólo la erudición científica sino el aroma de la fe, que busca el sentido de todas las cruces y crucifixiones de la historia. El aplauso final, fuerte y prolongado al doctor Caracuel, mientras el salón adquiría de nuevo sus tonalidades luminosas, revelaban simbólicamente el sentido último del Calvario: la luz que proyecta hacia el mundo la cruz de Cristo es un faro que no se apaga. La cruz es faro que orienta, guía y conduce a buen puerto.

*Periodista