Fiel a su cita llega de nuevo a nuestro ciudad, estrenando un presupuesto que no nos meterá la mano en el bolsillo y nuevos atrezzos, el mercado medieval, glosando un pasado al que tantos destacan con orgullo y que marca la identidad de una sociedad que con dificultad recia mira a su futuro.

En ese entorno tan propio de la Espartería, la Corredera, las Cañas y el Potro, se dibuja un escenario de lanceros y comediantes, de cetreros y artesanías, de jaimas y olores a especias y esparto de un tiempo que se fue, ¿o no?

Porque al hilo de tan popular acontecimiento, el articulista se pregunta cuáles son hoy los pendones que izamos en las atalayas de nuestra sociedad posmoderna. Ya los señores no acumulan títulos nobiliarios y propiedades rústicas, sino cargos --¡ay aquellos tiempos de inocencia y joven democracia que propugnaba el principio de un hombre, un cargo!-- y acciones bursátiles; los vasallos se convierten en aquellos que entregaron su libertad por miedo y por silencio y que pagan su diezmo multiplicado en euros y en envilecimiento televisivo. Deberemos descubrir cuáles son los cortesanos que caminan a rebujo de algunas migajas o subvenciones, o prebendas de siglas o fundaciones; quiénes son los bufones que agracian el circo lúdico y mediático que sirve para distraer al personal; cuáles son las pestes endémicas de la sociedad cordobesa del siglo XXI y los fundamentalismos integristas de todas las ideas y los herejes de todas las verdades, ejecutados en los cadalsos mediáticos de nuestra era. Tal vez las viejas casonas palaciegas y blasonadas se han trasladado a exclusivos barrios residenciales con jardín, y permítanme la duda sobre si priman los derechos y la igualdad o la otra ley, la del más fuerte y poderoso, esa que atenaza la humanidad desde la losa de los tiempos.

Quizás la manida globalización no haya cambiado tanto las reglas básicas del comportamiento humano y, sobre todo, del poder y sus servidumbres. Y sí, el mercado medieval es toda una representación, un resumen colorido de personajes y prototipos, de clases y castas que perviven en nuestros días. O acaso ¿qué mejor representación contemporánea que la de un mercado?

* Abogado