La película La Dama de Hierro , en la que una espectacular Meryl Streep (lo mejor, o quizás lo único salvable del film) da vida a una Magaret Tatcher anciana a la que la cabeza le vuela sin reglas hasta posarse en episodios señeros de su ejecutoria personal y política, nos recuerda cómo empezó todo aquello que ahora padecemos. La acción política de esta mujer y otros, como Reagan, fue el primer manotazo firme y decidido de los nuevos conservadores de occidente contra los actores, y prácticas socialdemócratas, ensoberbecidos por el éxito y en los inicios de su agotamiento. Esta mujer recuperó al individuo como principio y fin de toda acción política y se empleó a fondo en achatarrar todo lo asociativo y público. Privatizó el Reino Unido y anatematizó a todos los actores, y sus logros, desde la segunda guerra mundial. Luego las universidades privadas y otros centros de pensamiento de Europa y Norteamérica se dedicaron a elaborar propuestas políticas concretas en base a las creencias, y puñetazos, de la dama evidenciados durante la larga década de gobiernos que protagonizó. La derecha europea terminaría casi toda trufada de thatcherismo y también la española reconstruida por Aznar. Las grandes decisiones, pero sobre todo la iniciativa económica, pasó a manos privadas. Los bancos y las multinacionales tomaron las riendas del mundo y todos vivimos felices el largo baile del Titanic hasta que un día vimos en directo cómo caían Lehman Brothers o Goldman Sachs. Recordar hoy algunas de las hazañas de la vieja dama es muy evocador porque a los más jóvenes les muestra cómo empezó todo lo que ahora sucede y a los que no lo somos tanto nos sirve de espejo donde evidenciar nuestros errores. Pero nadie debería de engañarse, esta dama continúa siendo un personaje de culto para buena parte de la derecha actual. Y sus nietos políticos gobiernan casi todo el mundo, pues las socialdemocracias fueron barridas, entre otras, por las ideas que ella inspirara. Así pues, los socialistas españoles que se reúnen en unos días en Sevilla con la intención de reencontrarse con las ideas que hicieron felices a los europeos durante dos generaciones, deberían estudiar por qué la hija de un tendero inglés logró dejarlos en pelotas.

*Periodista