La Comisión Europea ha publicado sus últimas previsiones sobre la economía española y dice que este año crecerá un 0,7%, lo mismo que en el 2012. A ese ritmo, considera que los ingresos y la contención de gastos no permitirán llevar el déficit presupuestario a una cantidad equivalente al 6% del PIB, que es nuestro compromiso para este año, sino que se pasará en una décima parte hasta llegar al 6,6%. Los responsables de ese desvío son las comunidades autónomas que no acatan la disciplina presupuestaria, pero en cualquier caso Bruselas mantiene sus exigencias porque entiende que las regiones españolas se integran en la contabilidad general y que sus faltas, como sus virtudes, forman parte del todo.

Los datos están confirmando que los ajustes pueden ayudar a cuadrar los balances, pero desde luego no estimulan la actividad y el crecimiento, sino al contrario. Muchos expertos recuerdan en estos días que esas mismas recetas colapsaron la economía no ya en casos tan lejanos como la depresión de los años 30, sino en episodios más recientes como la crisis de Latinoamérica o la de Japón.

A pesar de eso, la Comisión Europea pone nuevos deberes al Gobierno español para que se ajuste al guión, aunque quizá en este caso no esté muy bien orientada. ¿Cómo puede esperar que se adopten medidas en el 2011 si tenemos elecciones legislativas el 20 de noviembre y el nuevo presidente tomará posesión a finales de diciembre?