Este fin de semana, que parece que va a lucir el sol, la ciudad tiene la oportunidad de tirarse a la calle y comprobar, como lo hacen a diario los jubilatas, el estado de las obras y demás "adornos" de la Judería. Eventos y convocatorias no faltan: el avión en el Balcón del Guadalquivir hoy y la foto de la marea azul por la capitalidad en el nuevo Puente Romano, mañana. Ahora que los sábados y domingos nos ha dado a todos por caminar como peregrinos en plan senderistas podíamos comenzar la marcha en el aeropuerto y, desde allí, volver en comitiva con el avión cultural. Luego recorreríamos la Avenida del Aeropuerto, Vallellano y Corregidor hasta cruzar el Puente de San Rafael, la Avenida de Cádiz, el Puente del Arenal y el Balcón del río. Habría que comprobar, una vez allí, que hubiese chiringuitos en los que abrevar y peroles con los que saciar ese ansia cordobesa de arroz antes de la partida de dominó. Al día siguiente, por la misma zona, a las cinco de la tarde, los ciudadanos que quieran se vestirán de azul y prestarán su entusiasmo para el empeño colectivo de la capitalidad. De paso dará tiempo a comprobar piropos e imprecaciones sobre las obras de la Puerta del Puente y el Centro de Visitantes, cuyo ascensor a la intemperie está cosechando los peores comentarios ciudadanos. Hace unos años, cuando Mellado ideó una ciudad cuyo culmen eran los tejados artísticos hasta el Góngora y el bulevar del amor desde Carlos III hasta el Vial, fue el momento en que la ciudad comenzó a mirar al agua. Luego vino el Hombre-Río y el Soho-Ribera, testigos a ras de orilla y desde los tejados de la evolución de la Córdoba del XXI, que vuelve con su cultura al río. Lo que hace décadas hicieron los de Cántico, que ya intuyeron el Guadalquivir como "contenedor cultural".