He tenido conocimiento estos días a través de los medios de comunicación locales de que varios pueblos de la provincia cordobesa tienen previsto, dentro de sus actuaciones más inmediatas, la construcción de un palacio de congresos en su localidad.

Partiendo de la base de que, personalmente, puedo comprender las diversas razones (culturales, sociales, económicas, políticas...) que pueden llevar a una corporación municipal a tomar una decisión de este tipo, quiero llamar la atención sobre ciertos aspectos que a veces no son tenidos en cuenta y hacen que el proyecto ilusionante se convierta, con el paso del tiempo y ante la realidad diaria de la fuerte competencia, en un fiasco de considerables proporciones.

Hecho este preámbulo quisiera destacar algunas cuestiones de interés a considerar por los responsables de la decisión, la ejecución y la puesta en valor del palacio de congresos correspondiente:

1º. Debe huirse de plantear concursos públicos que tienen generalmente como objetivo final el lucimiento del arquitecto ganador, que por otra parte olvida tener en cuenta no solamente algo tan básico como el ahorro energético, sino también el mantenimiento de las instalaciones y otro tipo de actuaciones de carácter elemental.

2º. Debe contarse con el adecuado asesoramiento profesional y para ello sería importante que personas con años de experiencia en la organización y dirección de palacios de congresos u organizadores profesionales con dilatada experiencia pudieran informar al arquitecto ganador del concurso de ciertas reglas básicas en un centro de este tipo: recepción capaz de albergar a los congresistas, número de salas simultáneas con capacidad igual en número que el auditorio principal, posibilidad de panelamiento de las salas, espacio para que todos los congresistas puedan comer sentados, zona expositiva acorde al número de congresistas que tendrán cabida en la sala principal, zona de aparcamiento, zona de carga y descarga...

3º. No hay que olvidar que un congreso decide recalar en una ciudad por factores muy diversos: la situación estratégica, los medios de transporte, la capacidad hotelera, la calidad de sus instalaciones, la profesionalidad de sus empresarios, la seguridad, la limpieza de sus calles, sus accesos, la oferta cultural, su gastronomía... son razones de peso y casi concluyentes a la hora de decidir el destino de un congreso.

4º. Hay que prever un fondo de depósito para los primeros años de andadura ya que entrar en el circuito de los congresos no es trabajo de un día. Exige de una labor lenta que necesita de grandes dosis de paciencia y de gran experiencia. Los congresos precisan para su captación de una promoción adecuada y ello implica la necesidad de comerciales expertos que realicen la labor de captación del palacio de congresos. En suma, que los responsables, sean técnicos o municipales, deben pensar y deben tener en cuenta que pueden pasar uno o dos años, y a veces más, para captar un evento para la ciudad.

5º. Si la labor de captación realizada por profesionales es importante, no hay que olvidar la de la difusión y promoción, tanto de la ciudad como del palacio de congresos en cuestión: asistencia a ferias nacionales e internacionales, invitación a personas decisorias, publicidad en medios de comunicación y revistas especializadas, visitas profesionales a instituciones públicas y empresas, contacto con asociaciones nacionales e internacionales, etcétera... Son ejemplos claros de aquellas actuaciones que nunca son tenidas en cuenta y que a la hora de cuantificarlas suponen tanto esfuerzo económico que se opta por obviarlas, con el consiguiente perjuicio que se ocasiona a la ciudad, una vez realizado el desembolso inicial.

En resumidas cuentas, y para finalizar, está claro que a los costes del proyecto inicial habría que sumar con detalle y escrupulosidad las partidas de comercialización, captación y mantenimiento, previendo en los presupuestos la práctica inoperatividad del palacio en los dos primeros años de gestión.

Como reflexión final diré que mis exigencias relativas a la construcción de un nuevo palacio de congresos, sea donde fuere, son lo suficientemente claras y concisas: que esté dimensionado a las necesidades de la ciudad. Que sea polivalente, con una construcción llamativa y sin estridencia. Que esté dotado de las últimas tendencias en equipamiento y tecnología. Y que en el proyecto prime la racionalidad.

* Vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO). Presidente de la Asociación Andaluza de Organizadores Profesionales de Congresos (OPC)