"En el mundo solo hay tres enigmas: el enigma del amor, el enigma de la muerte y, entre los dos y parte de ambos, el enigma de Dios". Así, de esta forma restellante, comienza la novela de Niall Williams, que lleva por titulo Como en el cielo . Sobre estos tres enigmas, en efecto, gira todo el argumento, pero en ningun momento el narrador erige una voz que sobrevuela los hechos sino que es una voz comprometida con los aspectos más secretos de sus personajes, a quienes moldea con una sorprendente novedad, atento solo a las zonas esenciales de su alma: "Cuando el argumento de tu vida ya está escrito, no debes preocuparte de cosas triviales". Y así, esta novela despliega en todas y cada una de sus lineas, sin desmayar nunca su perspectiva, un soberbio mecanismo de necesidad y azar, una arquitectura de palafito sostenida sobre unas aguas que balancean la narración dotándola de una música como de violín, una música compuesta de vocablos de un antiguo lenguaje donde confluyen la desgracia, el silencio y lo que Williams llama la "indefectible salvación". Esa salvación opera en los personajes a la manera de una profunda convicción que dotará de sentido cada uno de sus movimientos y de sus actos. Como en el cielo cuenta la historia de amor de Stephen Griffin y Gabriela Castoldi, pero expresado así es como decir que la Odisea es una guía turística. Niall Williams posee un portentoso conocimiento del alma humana, y todo su talento de novelista está al servicio del esclarecimiento de las pulsaciones esenciales, se dirige a esa zona del hombre, tambien accesible, donde alienta la razón de vivir como una forma de devoción. Solo a través del descubrimiento de Dios podemos desvelar los enigmas del amor y de la muerte. Ahora que es "adviento", tiempo de espera y esperanza, bueno será internarnos en otros mundos que nos acercan el universo.

* Periodista