Resulta cada vez más asombroso comprobar cómo una minoría que hace mucho ruido puede provocar un caos en un país, conseguir acuerdos imposibles, o gobernar en algunas instituciones. Todo ello mientras una mayoría silenciosa consiente, asiente, o mira para otro lado.

Tenemos los casos de las minorías políticas, como ERC, ANV, o la antigua, y ahora camuflada Herri Batasuna.

Pero el último ejemplo de esta situación extraña e incongruente lo estamos viviendo con la huelga del transporte. Según se nos dice, los transportistas en huelga solo representan el 12% del sector. O sea, no de todos los trabajadores en una huelga general --que tampoco sería muy ilustrativo, pero sí más importante--, sino de un solo sector.

¡Increíble!

Esta minoría vociferante ha provocado y sigue provocando un caos en España, mientras la mayoría de ese sector, el 88 por ciento, o quiere trabajar y no lo dejan, o simplemente se calla.

¡Inaudito!

El resto de sectores, y todos los ciudadanos en general, asistimos perplejos al espectáculo del caos organizado por los piquetes Informativos , modo eufemístico de llamar a unos indeseables que pegan fuego a un camión con un compañero dentro. No son iguales todos los camioneros, ni todos los huelguistas, pero un 12% es capaz de paralizar un país, y un uno, o un 0,5 por ciento% es suficiente para quitar crédito a la reivindicación de ese 12 por ciento. Después de los incidentes, ahora esa minoría vociferante se ha vuelto silenciosa, o sea, como la mayoría, y no quiere saber nada de piquetes ni de incendios.

¡Sorprendente!

Carlos Luis Ruiz Alcaide

Córdoba