Se dice que las razas no deberían existir. Yo creo que un jardín es más bonito si se miman un poquito más sus flores más débiles. Para ello, como mínimo, las raíces deben tener el mismo acceso al agua. Las flores serían las razas y el agua el acceso a la cultura. Como compartir es conservar, os enseñaré cómo se guisa el plato típico calé. Arroz y habichuelas con hinojos. Se ponen las habichuelas a cocer junto con los hinojos que previamante se han medio cocido aparte. Esta planta no se vende, hay que ir a cogerla por estas fechas. Crecen en muchos lugares aunque es mejor abstenerse por higiene de las que crecen junto a vías de comunicación. Los mejores, por ternitos, son los que no están muy crecidos. Se hace un refrito de tomate, pimiento, pimiento molido, ajos y una poquita de pimienta y sal. El refrito se echa en las habichuelas e hinojos y cuando ya está todo cocido, se le echa azafrán, el arroz y su morcilla y su chorizo. El hinojo tiene propiedades muy beneficiosas para el aparato digestivo. Los gitanitos descubrimos el secreto de su buen sabor cuando íbamos por los caminos y campos de feria en feria para vender nuestras bestias, y al oler ese maravilloso aroma a mañana fresca anisada que desprenden, dijimos: esto con arroz y habichuelas tiene que quitar el "sentío". Es curioso, los gitanos y los hinojos tenemos muchas similitudes porque creo que ambos, en medio de una sociedad esclavizada por el consumo y lo inmediato, guardamos como norma suprema poner en práctica el ideal de libertad. Al igual que los hinojos nunca consideramos una tierra mejor que otra para echar raíces y nos adaptamos y soportamos todas las adversidades procedentes de los agentes externos. El día que esta planta no crezca libre en los campos el mundo habrá cambiado tanto que quizás tampoco existan ya los gitanos. Ayer pregunté a mi madre por qué a los flamencos nos gustan tanto los hinojos, y sin dudar contestó: porque no hay que sembrarlos. Las cosas de mi madre.