Diario Córdoba

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Al margen

'Un amor'

La cinesta Isabel Coixet se suma a esa tendencia que marca una vuelta a lo rural

Una imagen de la película 'Un amor?, de Isabel Coixet. CÓRDOBA

A partir de la muy interesante novela homónima (publicada por Anagrama) de Sara Mesa, la cineasta Isabel Coixet -junto a Laura Ferrero- ha realizado una fiel adaptación de dicho texto literario, permitiéndose alguna que otra licencia que no afecta al fondo y espíritu del relato, salvo ese final un tanto discutible y prescindible. Con esta cinta, la directora de Mi vida sin mí o Cosas que nunca te dije y todas las que conforman una filmografía tan ecléctica y personal como la suya, se suma a esa tendencia que marca una vuelta a lo rural; títulos como Alcarrás, Intemperie, Verano 1993, As bestas, Lo que arde, Secaderos... y tantos otros desde que comenzara esta mirada, que no es nueva, pues ya desde Los santos inocentes, por ejemplo, hubo un retrato lejano a lo urbano.

Pues bien, la protagonista de Un amor huye de la ciudad y de su trabajo como traductora para refugiarse en una aldea, donde alquila una casa en pésimas condiciones a un tipo bastante indeseable. Laia Costa realiza, como acostumbra, un brillante trabajo interpretativo, consiguiendo trasmitir esa pesada carga que la asedia y la mantiene en un permanente estado de frustración y dolor.

Y de todos los personajes que componen los alrededores de esta mujer, sin duda, quien consigue entablar una relación más cercana es el extranjero que construye, con sabiduría y precisión, Hovik Keuchkerian (mejor interpretación de reparto en San Sebastián). Gracias a esta tan extraña unión, basada en el silencio y lo animal, Coixet vuelve a trazar un certero retrato del deseo. El reparto lo completan Luis Bermejo en el papel de casero impresentable, Hugo Silva como el vecino buitre con falsas aspiraciones, Ingrid García Jonsson y Francesco Carril como pareja de vecinos pijos... todos ellos configuran un paisaje bastante irrespirable, dentro de un territorio donde solo se salvan esa pareja de ancianos que contratan a la protagonista y la veterinaria del pueblo. Y, por supuesto, el perro maltratado del que se deshace su casero regalándoselo y que jugará un papel fundamental como único anclaje emocional en su soledad.

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