No es la primera vez (tampoco, supongo, la última y definitiva) que se realiza una película biográfica sobre Marie Curie. Sin echar demasiado la vista atrás, en el 2016 se estrenaba la producción alemana de Marie Noëlle, bajo el título de Marie Curie. Ahora, no mucho tiempo después, se presenta esta Madame Curie (Radioactive es su título original, producida por Reino Unido), dirigida por la franco-iraní Marjane Satrapi, la misma que nos deslumbrara con su película de animación Persépolis en el 2007. Este recomendable biopic, basado en un cómic, cuenta con la notable interpretación de Rosamunde Pike, en el papel de la investigadora y doble premio Nobel (Física y Química), siendo uno de los atractivos que como base sustentan el filme. Al fin y al cabo, el personaje no es otro que una mujer valiente, perseverante y adelantada a su época donde pocos la entendieron, pues tuvo que luchar contra su condición de extranjera (Marie Sklodowska era su nombre, su origen polaco) y de mujer, en un mundo -el académico- donde las reglas eran impuestas por los hombres; baste, como ejemplo, cómo consiguió ser la primera catedrática en la prestigiosa universidad parisina de La Sorbona.

Esa y otras cosas, mediante saltos adelante y atrás en el tiempo, componen los diferentes capítulos de la vida de esta mujer, pero sobre todo asistiremos al nacimiento y muerte de la relación con quien fuera su marido y compañero de trabajo, el científico Pierre Curie; a esta importante unión dedica la directora la primera mitad de los 109 minutos de metraje. También es importante cómo se interrumpe la narración para mostrar, en forma de flashforwad, las consecuencias de sus descubrimientos, concretamente la radioactividad, para bien y para mal. Así que podemos ver esta producción como sumamente divulgativa, no sólo de la vida de esta pareja de investigadores a los que tanto debe la humanidad, sino también como el retrato de una mujer que llegó muy lejos pese a las zancadillas que desde el comienzo del relato el espectador podrá observar y a quien poco importó lo que el resto pensara.