Se acaba de cumplir medio siglo de un baile para Córdoba, epítome de los valores culturales y populares de la tierra, compuesto por un grupo de jóvenes profesores del entonces Conservatorio de Música y Declamación hoy denominado Rafael Orozco: Luis Bedmar y Juan A. Chica (composición), Miguel Salcedo (letra), Luis del Río (coreografía), la voz de Soledad del Río, y la guitarra de José Rodríguez. La composición, además, permitía interpretarse solo a piano, con orquestina y con orquesta sinfónica. Todo un acierto que respondía a todas las bases publicadas por la Real Academia de Córdoba del 25 de agosto de 1967. Según el díptico publicado por dicha institución, «…Se premiaba una composición de cante y baile bajo el título general de Cordobesas, que reflejase el espíritu tanto popular como tradicional, de la vieja y eterna ciudad califal».

Entre las condiciones que se dictaron, la primera aludía a la finalidad esencial que era que fuera bailable, por lo que se solicitaba que la obra fuera acompañada del correspondiente guion coreográfico.

La segunda condición era relativa al premio y su cuantía. 100.000 pesetas de la época, donadas de forma anónima.

La tercera condición fijaba al plazo límite para la entrega de las obras, el 15 de marzo de 1968, además de otras consideraciones de interés. La cuarta consideración fue relativa a la entrega del premio que fue fijado para el Día de Góngora y Fiesta de la Poesía, el 23 de mayo de 1968. Se presentó en el Círculo de la Amistad con invitada de honor: la bailarina Pilar López, toda una autoridad en la materia a quien el profesor Luis del Río se la enseñó, así como a otros miembros de su ballet. En sucesiva correspondencia epistolar le reiteraba su particular agradecimiento por haber compartido tan singular pieza de baile. La quinta ,y última condición fue relativa a la resolución de dudas por parte de los concursantes.

Entre las motivaciones de este grupo de profesores estaba el que Córdoba capital adolecía de un baile típico popular, pues el Vito siempre planteó dudas de autoría con Sevilla, y en cualquier caso ganaba más adeptos en la versión bailada de Escuela Bolera forma dancística, tan en apogeo hasta los años 60, ya que la llevaban en sus repertorios prácticamente todas las compañías de danza española del país.

En lo que respecta al trabajo coreográfico de Las Cordobesas, cabe señalar que el profesor Luis del Río lo trabajó a conciencia, tras conocer todos los aspectos musicales que englobaba la composición, que no fue ni más ni menos que plasmar el sentir de lo cordobés, sus ritmos y acentos ensamblando armoniosamente tipismo con señorío, entre otros componentes castizos. Como curiosidad debo decir que la inspiración coreográfica, Luis del Río la trabajaba en su estudio de su domicilio particular en los aledaños de la Mezquita-Catedral, el estudio que aún conservaba de su casa, donde empezó su andadura docente; este hábitat le proporcionaba toda la solemnidad que luego transfería al lenguaje del movimiento con evoluciones majestuosas llenas de color, y siempre en armonía perfecta con la música, aire popular, y de lo español.

Yo era una niña pequeña y en ocasiones me colocaba como figurante para visionar el baile de pareja que debía recorrer el baile. Las Cordobesas es un baile que se asemeja coreográficamente a las Sevillanas, en cuanto que constan de 4 coplas, que se bailan en pareja y que la indumentaria más generalizada es la de ir ataviada con traje de faralaes. Sin embargo, sería correcto poder lucir igualmente el traje cordobés o connotaciones y adornos tanto de la campiña como de la sierra.

Luis del Río con alumnas de su última promoción del curso 88/89 en el conservatorio antiguo.

Las Cordobesas fue un acierto musical al estilo popular, reuniendo todos los matices exigibles en la convocatoria y en consonancia con lo cordobesista en palabra de los autores. La letra se erige en correlación con las tradiciones y rincones evocando la Córdoba más lírica y castiza junto a la voz fresca y clara, que en este caso fluye como caudal potente que transmite fiel sentimiento al todo que representa la pieza.

Luis del Río elaboró un guion coreográfico, y un segundo alusivo al toque de las castañuelas que acompañaría toda la pieza, dignos de estudio. Su intuición y formación pienso, hoy más que nunca, que se anticipaba a su tiempo. No es presumible que en esta época concreta hubiese trabajos de danza española de este tipo, al menos publicados.

Las Cordobesas formaron parte durante décadas de los programas de estudio de la especialidad de danza española en el Conservatorio Profesional de Danza. Ese primer año de 1968 y siguientes las bailaba el alumnado del conservatorio en la feria de Nuestra Señora de la Salud, y otros eventos populares difundiéndolas en profundidad.

Al poco tiempo de su estreno público, Jose M. Íñigo dirigió la grabación para TVE en el Arco del Triunfo, que luego vimos un domingo a medio día. En años siguientes, Mariemma trasladó mediante carta al profesor del Río su interés por aprenderlas.

Luis del Río con Matilde Coral, en su homenaje, bailando sevillanas en 1989.

Actualmente, Las Cordobesas no forman parte del currículum, sin embargo se montan casi anualmente por la riqueza que la pieza entraña en sí, y por todo el valor sentimental que supone este legado para quien suscribe.De igual forma, se han repuesto en varias ocasiones con motivo de homenaje al profesor que dio nombre al Conservatorio Profesional de Danza. Los profesores acompañantes del centro (guitarristas, pianistas y cantaores) las han versionado para estas ocasiones por bulerías y por tangos, que sin desmerecer las versiones originales para guitarra y orquestina nos han aportado una frescura y creatividad significativas. Sirva este pequeño estudio sobre Las Cordobesas para homenajear a este grupo de artistas, docentes inquietos y en especial a la figura de Luis del Río, cuya impronta sigue viva en el conservatorio.