El rasgueo de la guitarra de Daniel Casares, bajo el manto de la Orquesta de Córdoba, dio el pistoletazo de salida en Las Tendillas a una nueva velada iluminada hasta el amanecer por el flamenco más actual, a través un amplio y variado abanico de espectáculos que reunieron ortodoxia y vanguardia en las plazas y rincones más representativos del casco histórico. Los sonidos del Concierto de Aranjuez, del maestro Rodrigo, fueron los primeros de la undécima Noche Blanca del Flamenco, que volvió a atraer a miles de cordobeses y visitantes en torno al cante, el baile y la guitarra, en una calurosa noche que proponía trece importantes citas con destacados protagonistas del arte jondo.

Tras el concierto inaugural, al que acudieron distintas autoridades, encabezadas por la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, el público comenzó a desplegarse por las calles en busca del espectáculo elegido, aunque para entonces el baile ya había salido a la palestra en el patio de San Basilio a cargo de Rafael del Pino Keko, al que siguió en el escenario David Palomar. La belleza y plasticidad del movimiento flamenco también se hicieron presentes en el entorno de La Calahorra, donde casi se pudo sentir el aire que movía el mantón y la bata de cola de Isabel Bayón. Al otro lado del río, en el emblemático Patio de los Naranjos, Rocío Márquez preparaba su torrente de voz para ofrecer un recital donde desplegó toda su personalidad artística. Mientras tanto, el Compás de San Francisco comenzaba a ser ocupado por un público que aspiraba a ver el espectáculo con el que el bailaor Antonio Canales se iba a estrenar en la cita cordobesa, Soleado, en el que la estrella invitada, la cordobesa Carmen La Talegona, suponía un atractivo añadido.

El cante más genuíno de Jerez fue protagonista, al filo de la una de la madrugada, en la plaza de San Agustín, con dos pesos pesados de este arte: Capullo de Jerez y Jesús Méndez, que recordaron a los grandes maestros de los que bebe su magisterio.

A esa hora, la larga noche flamenca tenía previstas aún muchas citas que provocaron un ir y venir de gente de todas las edades de escenario en escenario. Así, mientras los amantes de la fusión de sonidos árabigo flamencos se dirigían hacia la La Corredera para disfrutar de las actuaciones previstas de Alí Kattab Trío y, más tarde, del cantaor José Mercé, otros optaron por caminar hacia la plaza del Potro, donde se esperaba a Diego Carrasco, cuya pretensión era celebrar sus cincuenta años de trayectoria con el público cordobés. Y, como ya es habitual, la fiesta debía llegar a su traca final en la Puerta del Puente a eso de las cinco de la madrugada, en esta ocasión a cargo de la cantaora Alba Molina, que, acompañada de Joselito Acedo, anunciaba un paseo emocional de la mano de su padre, el fallecido cantaor Manuel Molina.

Pero no solo el caso histórico se rindió y disfrutó anoche del arte jondo, ya que los barrios de Fátima y el Parque Figueroa fueron testigos de las actuaciones de la Peña Flamenca Femenina de Huelva y Alfonso y Miguel Linares Sexteto, respectivamente, y el entorno del C3A vibró con la vanguardista fusión flamenca de Niño de Elche.