La concentración de ayer en Córdoba fue un eco de la que se celebró hace dos meses, la que surgió espontáneamente cuando se hizo pública la sentencia por las agresiones sexuales de La Manada. Como en el resto de protestas celebradas en toda España, la indignación de entonces se vio multiplicada ahora por la decisión de dejar en libertad a los culpables de tal atrocidad. «Sentimos que se están riendo de nosotras», se quejaban ayer Mireia, Carmen y Paula, estudiantes de Biología, «nos están intentando robar la libertad mostrando lo barato que sale violarnos». A su espalda sonaban consignas como ¡Mujeres a la calle, violadores a prisión! o ¡No es no, lo demás es violación!, mientras ellas se preguntaban en voz alta qué debe ocurrir para que el machismo, arraigado incluso en la justicia, quede desterrado definitivamente. «¿No se darán cuenta hasta que les toque a ellos, y si violaran a sus hijas?».

Las portavoces de la Plataforma Cordobesa contra la Violencia de Género y Nosotras Decidimos expusieron lo que todos los presentes estaban pensando. «A partir de hoy (por ayer) otros cinco violadores estarán sueltos haciendo vida normal», «dicen que es una decisión ajustada a derecho porque no se debe abusar del derecho penal con la prisión preventiva, pero sí se puede violar a las mujeres, cuestionar a las víctimas y dictar sentencias ajenas a la realidad machista en la que vivimos».

Ante la mirada atenta de autoridades del Ayuntamiento, Diputación y Junta, de partidos (PSOE, IU y Ganemos, ni rastro de PP y Cs) y de representantes sindicales, la pequeña multitud (esta vez acudió menos gente que la anterior) exigió a gritos que no se pervierta la realidad culpabilizando a la víctima y victimizando a los culpables. ¡Justicia machista, justicia terrorista!, ¡No es un caso aislado, se llama patriarcado! «La justicia no es ciega», señaló otra portavoz, «es que no quiere mirar». Y ante eso, «¿cómo no vamos a tener miedo a salir por la noche solas?», comentaban Carmen y Elena, estudiantes de Psicología y Comunicación, «a mí me robaron y me quedé paralizada, ¿quién me dice que no me quedaría igual si intentan violarme, y por eso sería culpable?», añade Carmen, «¿si me pongo un vestido corto o se me ve el sujetador estoy provocando, tengo que suponer que convivo con salvajes que tienen derecho a atacarme cuando quieran?». Después de años de feminismo y pese al movimiento 8M, suenan las mismas preguntas que antaño. Las mujeres en grupo responden: «¡Justicia machista, respuesta feminista!».