Los sorprendentes resultados electorales complican las alternativas para gobernar el Parlamento navarro y el Ayuntamiento de Pamplona. La irrupción de los nacionalistas de Nafarroa Bai, una coalición que engloba a PNV, EA, Aralar y Batzarre, ha permitido romper la mayoría absoluta que mantenían en ambas instituciones UPN (la marca del PP en Navarra) y CDN.

Nafarroa Bai se ha estrenado en unas elecciones autonómicas y municipales situándose tanto en la Cámara como en el ayuntamiento como segunda fuerza, por detrás de UPN y por delante de los socialistas. La coalición ha sabido capitalizar los votos nacionalistas, movilizados a conciencia por la estrategia popular de amenazar con la "venta" de Navarra a ETA. Los votos cosechados superan con creces los que obtenían las cuatro formaciones por separado, y es que la alta participación en esta cita electoral ha venido unida a una subida de los votos nacionalistas.

El tirón popular de Uxue Barkos, candidata a la alcaldía de Pamplona, también ha sido importante. La ex presentadora de televisión ha sabido dar una imagen cercana.

La campaña de Nafarroa Bai ha evitado centrarse en las reclamaciones. Hasta eliminaron las ikurriñas (banderas vascas) en sus actos para centrar su discurso en reivindicaciones sociales.

´BATASUNOS´ DESOBEDIENTES Es llamativo que en poblaciones con una fuerte implantación de la izquierda aberzale, donde la consigna oficial era votar a ANV aunque no fuera legal, Nafarroa Bai ha logrado muy buenos resultados. Es decir, que los seguidores de Arnaldo Otegi, al menos en Navarra, le han desobedecido y han optado por el voto útil para frenar al pacto UPN-CDN.

Con todo, donde ANV ha sido legal también ha logrado excelentes resultados. En siete pequeños pueblos ha alcanzado mayoría absoluta, y ha recuperado feudos tradicionales en el norte de Navarra, como Bera. En total, ha logrado más de 100 concejales a través de 35 candidaturas no impugnadas.

UPN y PSN han conservado sus apoyos. Los regionalistas suben en porcentaje de votos pero pierden un escaño en el Parlamento, para quedar en 22, lo que les consolida como primera fuerza. Los socialistas suben uno y logran 12, pero con opciones de gobernar si se alían con Nafarroa Bai, con otros 12 asientos, e IUN, con dos parlamentarios. La ambigüedad de la campaña socialista, en la que no desvelaron sus opciones para formar gobierno, ha demostrado ser acertada.

Pero no habría cambio posible sin el descalabro de CDN, que pasa de cuatro a dos escaños. La formación de Juan Cruz Alli ha pagado su alianza con UPN, el partido del que se escindió y que lleva años cobijándole bajo sus alas. El electorado se ha polarizado y ha castigado a los partidos pequeños. El otro damnificado ha sido IUN, que ha reducido el número de votos a la mitad.