«Para ir afrontando los problemas del cambio climático», comienza Pepe Larios, presidente de la Fundación Equo, «tenemos que adaptar sí o sí la ciudad. Los árboles juegan un papel fundamental». Según Larios, en determinadas zonas la densidad de árboles es pequeña y se puede ampliar, porque estima que «un árbol en condiciones adecuadas evapora ocho litros de agua por metro cuadrado al día», lo que equivale a que «un árbol de porte medio, con unos 50 metros cuadrados de copa» sea algo así como «ocho aparatos de aire acondicionado en la calle». «Un plátano de paseo, un olmo, un álamo o un algarrobo, que aguanta muy bien en la ciudad, bajan la temperatura, sin tener en cuenta el sombreo», explica. Además absorven contaminantes.

«Los arboles juegan un papel fundamental», aunque está al tanto de las cuestiones referentes al mantenimiento y la falta de personal. «Hay un tipo de jardín estándar, con césped, que necesita riego abundante para mantenerse. La alternativa, que se inició en el entorno de la estación de Renfe y luego se abandonó es hacer jardines con arbustos que no necesiten demasiada agua, como retamas, gayombas y algunas otras plantas que suelen encontrarse en el entorno de Córdoba, en la sierra», explica. Según él, son plantas que necesitan menor mantenimiento y no restan estética.