Los estudios desarrollados por la estadounidense Joanne Chory y la argentina Sandra Myrna Díaz sobre cómo pueden ayudar las plantas a combatir la crisis climática y sus efectos las han hecho merecedoras del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Las dos biólogas han sido reconocidas por sus contribuciones pioneras por separado y por la apertura de nuevas líneas de investigación en torno al calentamiento global y la defensa de la biodiversidad.

Estas especialistas en biología vegetal, que se sitúan en la vanguardia de la ciencia, se han impuesto a las otras 45 candidaturas que optaban al premio, por el impulso de estudios «trascendentales» para la lucha contra el cambio climático y la «defensa» de la diversidad biológica, según el fallo del jurado.

Chory, quien admitió estar «tremendamente honrada» por recibir el premio junto a Díaz, insistió ayer en que la humanidad «se encuentra en una encrucijada fundamental» ante la «inminente amenaza» del cambio climático.

Por su parte, Sandra Myrna Díaz, que también reconoció estar «honrada» y sorprendida por recibir el galardón, afirmó que le parece muy importante que el premio se centre en el «cambio ambiental global y cómo la naturaleza, y en especial las plantas, intervienen en esto y proveen contribuciones fundamentales a la gente».

Nacida en Methuen (EEUU) en 1955, Joanne Chory ha puesto en marcha estudios centrados de los mecanismos que regulan el funcionamiento de las plantas, desde el nivel molecular hasta el celular, así como las reacciones de estas a condiciones ambientales de estrés. Sandra Myrna Díaz, nacida en 1961 en Bell Ville, se ha convertido en los últimos años en una referencia internacional científica en los campos de la ecología y botánica.