Más de 150.000 ciudadanos marroquíes utilizaron durante los últimos doce meses el paso fronterizo del «Tarajal II», abierto en febrero del año pasado entre Ceuta y Marruecos para canalizar los flujos de entrada y salida de la ciudad autónoma a pie de porteadores del país vecino, para llevar al reino alauita «más de 7.000 toneladas» de todo tipo de mercancías, fundamentalmente productos alimenticios y textiles, en el marco del denominado «comercio atípico» o «transfronterizo». Según los datos aportados por el delegado del Gobierno en Ceuta, Nicolás Fernández Cucurull, el incremento de los controles sobre la importación de mercancías a la ciudad autónoma ha «revertido» la tendencia que durante los últimos años había elevado exponencialmente el porteo de prendería de origen asiática a Marruecos, que lleva años intentando poner coto a la entrada de ese tipo de productos para no perjudicar a su industria nacional. El «Tarajal II», en cuyo entorno murieron aplastadas en distintas avalanchas seis mujeres porteadoras desde febrero de 2017, todas ellas en territorio marroquí, permitió cerrar el «puente del Biutz» e incorporó vigilantes de seguridad privada y sistemas de control para limitar el tamaño de los fardos que puede portar a pie cada persona durante su horario de apertura, exclusivamente matutino. Las autoridades españolas se plantean ahora colocar también básculas para incidir en la limitación del peso de los bultos.