Los antepasados humanos que vivieron hace más de tres millones de años tenían cerebros organizados como cerebros de chimpancé, pero un crecimiento cerebral prolongado como los humanos, según muestra una nueva investigación de la Universidad de Chicago y otras instituciones que publica Science Advances.

Eso significa que estos homínidos, la especie Australopithecus afarensis, famosa por los fósiles infantiles Lucy y Dikika encontrados en Etiopía, tenían un mosaico de simios y rasgos humanos, un sello distintivo de la evolución.

Mediante el uso de tecnología precisa para escanear ocho cráneos fósiles de esta región, los investigadores también resolvieron una larga pregunta sobre si esta especie tuvo una infancia prolongada, un período de tiempo único para los humanos que nos permite aprender y crecer. «Ya hace tres millones de años, los niños dependían mucho de los cuidadores --explica Zeresenay Alemseged, profesor de Biología y Anatomía Organismal autor principal de la investigación--. Eso les dio a los niños más tiempo para adquirir habilidades cognitivas y sociales. Al comprender que la infancia surgió hace 3,5 millones de años, estamos estableciendo el momento para el advenimiento de este evento clave en la evolución humana».