La amenaza de lluvia acabó antes de tiempo con la ilusión del Miércoles Santo, donde estaba previsto que seis cofradías hicieran su estación de penitencia en la Catedral. No obstante, a pesar de los pronósticos meteorológicos, las cofradías comenzaron a confirmar que se echaban a la calle. Así lo hizo la hermandad del Calvario, la Piedad (de Las Palmeras), El Perdón y La Misericordia.

Pero las sospechas de que el tiempo podía empeorar comenzaron a llegar cuando las hermandades de Pasión y La Paz suspendieron sus estaciones de penitencia. A partir de entonces, todo comenzó a variar.

La hermandad de La Piedad, que había salido puntualmente de su sede canónica, decidió darse la vuelta poco después de abandonar su barrio. Esto no fue óbice para que la cofradía viviera intensos momentos en su entorno y pudiera hacer historia en la Semana Santa cordobesa al contar con la primera mujer capataz, Gema Fernández, que por primera vez mandó como responsable auxiliar a la cuadrilla del Cristo de la Piedad.

Con la noticia del retorno de La Piedad, El Calvario ya caminaba por la plaza de la Magdalena. El cortejo discurría con normalidad por la calle Alfonso XII. No obstante, cuando el Señor del Calvario ya avanzaba por la calle Don Rodrigo, de pronto paró la música. Hubo minutos de confusión al creerse que la cofradía se daba la vuelta, si bien el parón se debía a un problema en el palio de la Virgen del Mayor Dolor, que quedó atrapado en la estrechez de la calle Ancha de la Magdalena. Un farol impedía el paso del palio de la dolorosa.

Solventado el contratiempo, la cofradía continuó a buen ritmo, si bien a la altura de la calle San Fernando decidió no llegar a carrera oficial y volver a su templo. De este modo emprendió un camino de vuelta que la llevó a San Lorenzo, poco antes de las diez de la noche.

Este inesperado cambio hizo que la hermandad de La Misericordia, que había iniciado su salida a su hora, tuviera que esperar a que la hermandad del Calvario despejara la calle de la Feria para poder continuar en su camino hacia la carrera oficial.

El blanco cortejo de la hermandad de San Pedro tomó la citada calle con normalidad, dejando su sello tan característico. Si bien, pocos minutos después, la cofradía acordó volverse a San Pedro sin llegar a carrera oficial. Para ello la cruz de guía giró antes de la Cruz del Rastro buscando el camino más corto a su templo.

Ya solo quedaba en la calle la hermandad del Perdón, que había salido puntualmente de San Roque. La joven corporación del Miércoles Santo fue la única de la jornada que pidió la venia en la carrera oficial. Tras su paso por la Catedral la hermandad desafió la amenaza de lluvia y completó su recorrido. El misterio de la cofradía volvió a caminar con los brillantes sones de la banda de cornetas de la Coronación de Espinas. El Señor lució exornado con un friso de distintas variedades florales. Tras Él, la Virgen del Rocío y Lágrimas, un palio que sigue creciendo en lo que a estética se refiere. El exorno, al igual que el Señor, estuvo compuesto por distintas variedades florales en tonos sepias.

Mientras la Virgen del Rocío y Lágrimas aún permanecía en la calle, la hermandad de Pasión abría sus puertas para que el pueblo de Córdoba pudiera visitar a sus titulares después de que cientos las personas se dieran cita en el Alcázar Viejo para acompañar a la cofradía del popular barrio. Los pasos quedaron expuestos en el templo, donde, entre los estrenos de la cofradía, destacó el nimbo que lució san Juan Evangelista, una obra del orfebre cordobés Jesús Amaro.

Si en San Basilio las colas eran largas, en Capuchinos la plaza se quedó pequeña para contemplar los pasos de La Paz, que, al igual que la hermandad de Pasión, desde primera hora decidió suspender su estación de penitencia hacia la Catedral.

Se cerraba un triste Miércoles Santo que tampoco da muchas esperanzas para los próximos días, ya que las previsiones para la jornada de hoy y mañana son incluso peores. De hecho, la Aemet dio anoche un aviso amarillo por fuertes lluvias y viento para las comarcas del norte de la provincia.