En este mundo globalizado de principio de milenio están cambiando tantas cosas, que ni somos conscientes de ello. Ante estos cambios tan drásticos, el error está en creer --aún con internet y otros pocos medios de comunicación-- que eso podemos cambiarlo. Craso error, en esto si que parecen tenerlo todo «atado y bien atado».

Una de las cosas que se han asentado más en estas últimas décadas en España es el control de las noticias por parte de los defensores del liberalismo económico. Si en el ya lejano pasado los medios de comunicación eran controlados por el Estado (en España) hoy lo son por los grandes trush de la comunicación. Ante el Estado había unos profesionales que trataban de sortear la censura y la ideologización de las noticias, con mucha imaginación y por qué no decirlo, con bastante riesgo. Hoy esos periodistas de los setenta y ochenta ya no están y a los actuales los suelen elegir más que por su valía profesional, por su afinidad ideológica y servilismo hacia la «línea editorial» que no es otra cosa que la ideología política aplicada por el que siempre se dijo «cuarto poder». Todos y todas saben de lo que hablo, «si entras por el aro, harás carrera, si no malvivirás de esta profesión de periodista, pero donde ejercen los mejores payasos, agitadores y vividores que nunca hayan tenido los medios de comunicación» (sálvese quien pueda).

Hoy la noticia se sirve a la carta, o sea como la dirección quiere y si no, con obviarla o relegarla a un lugar marginal, está el «trabajo» hecho. La búsqueda de la verdad, la objetividad, la libertad, la imparcialidad o la rigurosidad, hace tiempo que se laminaron y son, en muchos medios, recuerdos de otros tiempos.

Es muy difícil, por no decir casi imposible, que un medio de comunicación tenga una línea editorial progresista y no digamos con mentalidad de izquierdas. Los últimos acontecimientos en Venezuela así lo certifican. Prácticamente todos los medios parece que son ellos mismos los que quieren poner o dar legalidad a un presidente autoproclamado, sin analizar previamente todos los datos existentes de esta crisis política en el país centroamericano. Para todos, casi sin excepción, el autonombramiento como presidente de Guaidó (al que no conocian ni en su casa) es legal, sin tener en cuenta lo que dice realmente la Constitución de aquel país. O bien dando datos incompletos de los apoyos que reciben tanto el presidente de la República, como el de la Asamblea Nacional. Como muestra, baste decir que en la Organización de Estados Americanos (OEA) hay mayoría de países (18) que abogan por no reconocer al «presidente encargado», por 16 de los que están a favor; pero eso ni se llega a decir en los telediarios y editoriales de TV y prensa escrita. También la ONU y el Papa abogan por el dialogo para resolver este contencioso, dicho de una manera suave, por no decir un verdadero golpe de Estado.

Que el presidente más ultraderechista de la historia de EEUU tarde apenas 28 minutos en reconocer al susodicho Guaidó (por cierto en las antípodas ideológicas, teoricamente de Trump) no les da que pensar a tanto juntaletras de pluma o verbo fácil; que el país más poderoso del planeta, esté detrás de todo este «tinglado»... O que el asesor de Trump, Jhon Bolton, diga con todo el descaro que «Venezuela ahora es una gran oportunidad de negocio por el petróleo, para Estados Unidos» y nadie con sentido crítico se atreva a decirlo en la apertura de las noticias televisivas o en los editoriales de la prensa escrita, nos da pistas de por dónde están las cosas aquí. Claro, que sería una manera de desdecirse, pues casi todos, desde el primer momento, atizaron las brasas y lo contrario sería hacer de bombero para apagarlas, aunque eso suponga ser independiente y, sobre todo, decir la verdad.

Dos millones largos de venezolanos hay repartidos por el mundo, para la prensa «libre» es consecuencia de la crisis (teledirigida digo yo) de aquel país; en España tenemos dos millones y medio de personas en el extranjero y parece que para los medios es, como diría una nefasta ministra de Trabajo, «por movilidad exterior»... Por cierto, ¿se imaginan en una dictadura como la de Franco, a alguien autonombrándose presidente y que no le pasara nada?

* Técnico en Relaciones Laborales