Este eurodiputado polaco, perteneciente al Congreso de la Nueva Derecha, en vísperas del 8-M se permitió recomendar, desde la Eurocámara, que no se empuje a las mujeres a hacer «funciones de hombres» y que tampoco los varones «hagan lo que tienen que hacer las mujeres», pues a su juicio eso no ayuda a ninguno de los sexos. Sus tesis medievales recibieron cumplida respuesta.