Hemos llegado a un punto en que cualquier cosa se considera un ataque a la democracia. Igual que se tacha de fascista al pensamiento, actitud u opinión que no se adecue a lo que la izquierda considera políticamente correcto, se le llama democracia a todo aquello que lo parezca aunque solo sea por el forro, y golpe de estado a protestas aun sin intención ni medios de hacerse con el poder. Asimismo, se dice que es información cualquier cosa que salga por la tele, cualquiera. A unos centenares de protestatarios exaltados, estrafalarios, extravagantes y violentos que entran por las bravas en el Capitolio de los EEUU se les da el ostentoso y rimbombante apelativo de golpistas y todo el mundo traga. No hay análisis, ni espíritu crítico, no hay un mínimo minuto de reflexión para que la masa pueda darse cuenta de la barbaridad de comparar a un grupo de alborotadores (aunque sean numerosos y se manejen con violencia) que no tienen posibilidad alguna de cambiar un estado o un sistema, con lo que sería un asalto armado o de poderes fácticos con una organización detrás encaminada a dar realmente un golpe de estado para cambiar un gobierno o un sistema. Nunca sabremos si en EEUU hubo o no pucherazo, aunque todo apunta a que sí, y no es algo raro en esas y otras latitudes. Informes sospechosos hay de cómo Kennedy podría haber hecho algo parecido contra Nixon y Bush contra Al Gore, porque en esto no hay diferencia entre demócratas y republicanos. Esto no es una paranoia ni un invento, el sistema tiene sus reglas a veces sucias, que nadie cuestiona porque unas veces perjudica y otras favorece, y a mi entender eso sí son golpes contra la democracia. Pocos golpes tan descarados como el intento que supuso el Watergate, y si en aquella ocasión fue descubierto por dos periodistas, cuántas ocasiones más se habrán dado sin que un Washington Post existiera para destaparlas. Porque golpe no es colarse en la sede del poder arengado por un mamarracho, golpe es utilizar el poder (el que sea) para torcer la democracia, y eso no puede hacerlo Toro Sentado. Se han cargado a Trump, seguro que con razón, pero el propio sistema ha sido el golpista.

* Escritor

@ADiazVillasenor