Llega el temporal, al fútbol base nos da un respiro para reflexionar. Semana tras semana las instalaciones deportivas se llenan de fútbol, donde niños y no tan niños juegan, compiten, disputan o se enfrentan con niños y niñas de su misma edad. Hasta este momento todo es normal, qué bonito es el fútbol base y a la vez qué gran mentira, en el tiempo que dura el partido nos olvidamos de que aquellas estrellas del balón son niños de corta edad y los sometemos a presiones, escuchan comentarios y observan gestos que durante la semana, al verlos en los sucesos de las noticias deportivas, nos echamos las manos a la cabeza. Nos dirigimos a los árbitros de forma agresiva, olvidando que en ocasiones son menores que acuden a este deporte como forma activa y con ganas de aprender, «ojo, no es una critica, todo es respetable».

Una vez y otra vemos y leemos en redes sociales, prensa y televisión, las acciones negativas del fútbol, pero en pocas ocasiones vemos lo positivo de este deporte. Tanto nosotros como nuestros pequeños jugadores reaccionamos mejor a las críticas constructivas, al valorar las acciones positivas nos crecemos y queremos más para mejorar y agradar.

Fomentar la positividad con palabras de ánimo y alentando a nuestros jugadores a mejorar, respetando al rival, y posicionándonos en la piel de la familia y los colegiados que semana tras semana nos arbitran, mejoraríamos el ambiente y el comportamiento de los chavales.

Animo a todos, entrenadores, monitores, educadores, padres y madres, familiares, medios de comunicación, directivos, responsables en todas las instancias a mejorar de forma activa nuestro fútbol base. Es un reto. ¿Serás capaz?