Pienso que todos estamos siempre enamorados, pues las riquezas y encantos que nos dan las personas son innumerables si nos fijamos atentamente. Independientemente del sexo, nos aportan esa vida que precisamos para descubrir siempre algo nuevo, y no hablo de infidelidades ni separaciones, sino de que descubramos que las personas están por encima de todo, y si es tu pareja más todavía; así que de antemano felicidades a los enamorados por San Valentín. Valentín habría sido un sacerdote cristiano que fue detenido y torturado hasta la muerte en 270 d. C. por orden del emperador romano Claudio II por casar parejas en secreto en contra del decreto imperial que por motivos bélicos prohibía casarse a los jóvenes. El día de San Valentín es una celebración tradicional celebrada por la Iglesia Católica, instituida por el Papa Gelasio I (siglo), con la designación de San Valentín como patrón de los enamorados que expresan su amor y cariño mutuamente. Se celebra el 14 de febrero. Valentín, es la fiesta del amor sincero, comprometido, generoso, incondicional, del amor sin cláusulas, sin «peros». La fiesta del amor, que lo entrega todo, del amor tierno, cariñoso, completo espiritual y fisiológico.

Cuántas veces hemos leído o escuchado esto en las celebraciones matrimoniales, en la Carta de San Pablo a los Corintios que, incluso los que viven lejos de la fe utilizan el día de su boda como la expresión de lo que realmente es el amor, y que quieren comprometerse porque aspiran a amar y ser amados de esa forma, pues el amor no pasa nunca ¿Quién no desea un amor así, en las alegrías y en las penas? Desde el hiperconsumismo sexual, que objetualiza al otro(a), se empeñan en mostrarnos la cara amable de relaciones sin compromiso, partidarios de formas de unión como, el cambio de pareja, el sexo en grupos, etcétera, que solo tratan de aliviar el aburrimiento con estímulos siempre nuevos, incapaces de amar a nadie. No conozco a ninguna persona que sueñe con un amor interesado, abusivo.

Muy al contrario, donde existe un corazón sano, sueña con ser amado por un amor auténtico. Solo los egoístas narcisistas pueden rechazar un amor así, o pueden desear lo opuesto poniéndose primero a sí mismo; nadie puede soñar con ser amado por alguien que disfrute haciéndole sufrir. Sueña con ser amado por encima de todo, perdonado, disculpado, cuidado.

Por eso, debemos celebrar esta festividad de San Valentín, llenándola del amor de verdad, recordando que la felicidad solo se alcanza en el amor a los demás, olvidándonos de nosotros mismos. Que el santo cura Valentín y todas esas parejas enamoradas, casadas o no, sean los protagonistas de esta fiesta, el que nos recuerde cuál es el amor auténtico, capaz de conducirnos a la felicidad.

* Licenciado en CC. Religiosas