En estos días de aislamiento, tan inundados de mensajes, los medios de comunicación han rescatado una canción muy conocida del Dúo Dinámico, Resistiré, quizás como consecuencia de que el verbo resistir y el sustantivo resistencia se han convertido en el símbolo de la actitud que debemos adoptar ante la pandemia, aunque la letra no responda a una actitud consecuencia de una situación de guerra. Recordemos que el termino Resistencia era la denominación que recibían quienes en varios países europeos se enfrentaron a la agresión nazi. El propio presidente del Gobierno suele hacer referencia a ambas palabras en muchas de sus intervenciones, en particular en una de las de la semana pasada.

Si bien nunca nos habíamos enfrentado ante un enemigo como el coronavirus, en la historia de España tenemos bastantes ejemplos de resistencia, y entre todos el más explícito fue el que representó el presidente del Gobierno Juan Negrín durante la guerra civil, cuando defendió la postura de resistir a toda costa, convencido de que antes o después las potencias europeas se convencerían del error de su política de no intervención en el conflicto español, puesto que se trataba de defender los principios democráticos que atacaban Italia y Alemania. Y así lo defendió frente a otros compañeros de partido, como Indalecio Prieto, e incluso en contra de la posición del presidente de la República, Manuel Azaña. Hubo un discurso que resultó muy clarificador de su defensa de la resistencia, lo pronunció por radio, en Barcelona, el 28 de marzo de 1938. En aquel momento Negrín estaba convencido de que el nuevo gobierno francés iba a aceptar finalmente el envío de material bélico en apoyo de su gobierno, lo cual permitiría una recuperación de las fuerzas republicanas, entre otras cosas porque Hitler ya había dado muestras de sus verdaderas intenciones el 13 de marzo con la anexión de Austria.

Para Enrique Moradiellos, aquel discurso de Negrín «tuvo caracteres de urgencia democrática». Comenzó por resaltar el heroísmo con el que se comportaban los soldados de su ejército, así como el apoyo moral que se recibía del pueblo. Sus palabras sobre la necesidad de la resistencia eran claras: «Cada día de resistencia es un día de ganancia para España... O dicho de otro modo más exacto: si resistimos, obtendremos la anhelada victoria». Apelaba a un sacrificio necesario, «con pan o sin pan, ¡resistir!». Todos, cada uno desde su lugar, debían asumir el compromiso de la resistencia: «Resistir, resistir y resistir. Crear, crear y crear». Expresaba su convencimiento de que todo el mundo estaría del lado de España frente al fascismo, por tanto no pedía un sacrificio estéril: «España no se entrega, y un pueblo que no se entrega no puede ser vencido». De ahí que se difundiera pronto la consigna de que «resistir es vencer». Unos días después de aquellas palabras, Negrín asumió el ministerio de Defensa, hasta ese momento ocupado por Prieto. A pesar de la derrota en la guerra, Negrín se mantuvo en el convencimiento de que la política de resistencia fue la adecuada, tal y como manifestaría en otro discurso, en México, el 1 de agosto de 1945, donde volvió a hablar de la lógica de la resistencia, y para ello puso ejemplos recientes como la actitud de Churchill durante el conflicto mundial. Lamentó entonces que el derrotismo y la traición hubiesen contribuido a la victoria franquista. No obstante, hoy sabemos que la posición de Negrín de defensa de los valores democráticos era la correcta, desde ese punto de vista podemos decir que obtuvo la victoria, la misma que, estoy convencido, ahora todos vamos a conseguir frente al virus con nuestra actitud de resistencia, que en este caso ha de venir de la mano de nuestro compromiso cívico de aceptación de las medidas adoptadas por las autoridades.

* Historiador