Dice Pasión Vega en esta canción que dentro de un hombre siempre hay un trozo de mujer. La forma en la que se determina si uno será hombre o mujer tiene mucho de capricho: o es por el medio ambiente (sí, como lo oyen), o es por un factor genético en nuestros genomas, los cuales decidirán si seremos machos o hembras. Es del cruce de los cromosomas X e Y que dependerá lo que somos. Hembra, doble cromosoma femenino XX y macho, cromosoma femenino X y masculino Y, así que Pasión Vega acierta cuando canta que todo hombre tiene un trozo de mujer. Yo añadiría que dentro de cada mujer también debe haber un trozo de hombre, porque es tal el ir y venir de los cromosomas, sus factores y el medio ambiente que vete tú a saber. Por ello creo obligatoria la generosidad para aquellos que habiendo nacido de una forma por meros factores ambientales, o por el azar de la genética, no se sienten como sus cromosomas dictan. La delgada línea que separa muchas veces los extremos es eso, una delgada línea y ser libre para expresar lo que sentimos que somos debiera ser obligatorio.

En los últimos años he visto en mi trabajo relatos de supervivencia, de malvivir en realidades ocultas y hasta submundos. José, padre de familia numerosa, católico, que un día me confesó cómo pasaba las noches vistiéndose de mujer a hurtadillas; Mariana, casada virgen con el novio de toda la vida, que volvió del viaje nupcial sabiendo, aun sin la menor experiencia, que su marido no era lo que ella presuponía a un hombre. Ramón y su pasión por pintarse con rojo carmín, preso en un largo matrimonio con tres hijos varones que le repudiaron. Luis y sus viajes clandestinos para coger aire y «soportar» el matrimonio convencional en el que estaba encadenado; y Aurora, atrapada en un matrimonio autoritario, que un día encontró en un beso robado y la suave caricia de unas manos femeninas su realidad. No hubo una víctima en estas historias sino muchas más: ellos, quienes sufrieron su engaño y hasta los hijos que nacieron.

¿ Y hoy volvemos a preconizar las falsas apariencias impuestas por una sociedad otra vez mojigata? ¿estamos de vuelta al falso convencionalismo? Nadie, ninguno de nosotros, está libre de descubrir un día que no es lo que cree ser; de descubrir que su hijo, o hermana, o su nieto, siente de manera diferente a lo que su genética le dicta. El tiempo del inmenso dolor sufrido por muchos por algo así, ya pasó.

Esta mañana me mandó un amigo la canción de Pasion Vega y escuchándola mientras caminaba pensé que evitar una sola historia como la que cuenta, bien merecía esta columna. Así sea.

* Abogada