No es la primera vez que el sector agrario cordobés reclama más superficie de regadío para la provincia. Ayer, en la Mesa del Regadío de Córdoba, se volvió a plantear a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir esta aspiración, argumentando de nuevo que Córdoba es la provincia andaluza que más agua almacena y, si embargo, solo tiene un 14% de superficie de cultivo en regadío, frente al 35% de Jaén y Sevilla. La respuesta volvió a ser la misma: no puede ampliarse la dotación para riegos sin más, pues el agua es un bien escaso y se pondría en riesgo la propia viabilidad de las explotaciones. Sí se pueden ampliar los regadíos cordobeses, y de hecho se está haciendo, mediante sistemas de ahorro de agua que permitan destinarla a nuevas superficies. Parece razonable el planteamiento de la CGH, pero también lo es la reclamación de Córdoba, y quizá esa exigencia de ahorro deba extenderse a otras provincias mejor dotadas para que revierta en la nuestra. El regadío exige un fuerte control para que no se dilapide el agua, pero también es garantía de cultivos más productivos y generadores de empleo en el campo, y Córdoba no tiene por qué renunciar a ello.