Se pregunta un lector, Diego Gómez Palacios, si "hizo algo importante por Córdoba un o una tal Noreña", personaje que "le viene dando nombre a la mejor zona urbana de Córdoba". Y es que, como ocurre con otros muchos topónimos ciudadanos, la identidad de sus inspiradores se diluye, con el paso del tiempo, en el olvido o la ignorancia.

La historia cordobesa del siglo XX está en los periódicos. No hay más que tirar de hemeroteca (Diario CORDOBA de 18 de julio de 1954) para saber que en aquel aniversario del ´glorioso Alzamiento Nacional´ de 1936 tuvo lugar el bautismo oficial de la Residencia Sanitaria del Seguro de Enfermedad, que se estaba construyendo en el llamado camino de la Electromecánicas, a la que se le impuso el nombre de "Teniente Coronel Noreña" en memoria de un militar sin vinculación con Córdoba, Carlos Noreña Echevarría, que al sumarse a la sublevación militar del 36 fue encarcelado en la Modelo de Madrid y fusilado en octubre del mismo año.

El topónimo de aquel moderno hospital, con capacidad para 350 camas que costó 80 millones de pesetas y echó a andar en marzo de 1957, fue pues un homenaje del régimen franquista a un militar de su bando. Un nombre reducido hoy al mero apellido Noreña, que ha sobrevivido al propio edificio. La Junta de Andalucía prefirió demolerlo en septiembre de 2004 ("cae un símbolo del abandono" tituló entonces este diario) antes que adaptarlo a usos sociales, con lo que Córdoba perdió un buen ejemplo de arquitectura monumentalista de la época, obra del arquitecto tarraconense Juan de Zabala y Lafora, especialista en hospitales.

Francisco Solano Márquez

Córdoba