El 94% de las personas que, en momentos de extremo dolor, se enfrentaron en Córdoba a la decisión de donar los órganos de un familiar tras su muerte dijo «sí». Esa solidaridad ha llevado al hospital Reina Sofía a batir, un año más, la tasa de donaciones, que alcanza ya un 74,5 por millón de habitantes. El hospital pudo hacer así 173 trasplantes de órganos, facilitando una mejor calidad de vida, o incluso la supervivencia, a los receptores. El número de intervenciones quirúrgicas ha sido en el 2016 inferior al del 2015, año que registró la cifra más alta de la historia, pero lo importante es la generosidad que permite a la sanidad pública esta forma tan compleja de salvar vidas, muestra de la excelencia en medicina, ya que el Reina Sofía es centro de referencia nacional en varias especialidades de infantil y de adultos.

No ha ocurrido igual con las donaciones de sangre, cuyo balance se ha conocido también esta semana. Aunque el suministro de los hospitales cordobeses está garantizado --así como las derivaciones sanguíneas que se hacen a la provincia de Jaén, a Málaga y a Jerez-- la caída del nivel de donaciones es preocupante, pues están en el nivel más bajo de la última década. Donar sangre es donar un elemento imprescindible que no se puede producir artificialmente, y que todos podemos necesitar. Se hace necesario, por tanto, aumentar la concienciación social, especialmente de los jóvenes.