Sin entrar a pormenorizar quién hizo más o quién menos, la deriva que actualmente ha tomado la de gran tonelaje y calado nave española, según se deduce de su enrevesado cuaderno de navegación, cabría achacarla sin duda alguna a los anteriores gobiernos democráticos y a sus motivados líderes que, en mayor o menor medida, según terciaba la coyuntura política, usaron del cómitre proporcionado por la nefasta lacra del nacionalismo, indeseable compañero de viaje, aún sabiendo lo que se podía esperar de la decisión, dejándose chantajear, a favor de que los afectados asuntos de marras les cuadrasen, mientras aquella obra nacionalista ladinamente aguardaba su momento para transformarse en radicalismo e independentismo soberanista, entreverado de xenofobia e intransigencia, que atentaba sin cortapisas contra el régimen constitucional de 1978, y dejando, además, a nuestra democracia a los pies de los caballos del populismo bolchevique y de un socialismo desnaturalizado, que paso a paso ha ido degenerando de sus esenciales principios hasta adquirir rúbrica individual y personalista, mientras la corrupción económica e institucional campa a sus anchas, tanto a derechas como a izquierdas, de un extremo a otro del país de la piel de toro, con diferentes grados de implicación, según los personajes o los grupos complicados, y sin que ahora, y los de antaño y actuales hechos cantan, nuestra adormecida sociedad pueda o sepa reaccionar, por distintos motivos, contra las consolidadas tramas de tanta casa de Tócame Roque, como algunas otras de mala fama.

Desde la óptica democrática la ciudadanía conforma las agrupaciones políticas que les apetece dentro de lo ordenado por las leyes constitucionales. Sin embargo, el pragmatismo obliga, para procurar la eficaz gobernabilidad dentro de un sistema democrático consolidado, la formación de partidos de amplio espectro, de izquierda como de derecha, que acojan las tendencias extremas, de un signo u otro, incluso minoritarias, que deberán amoldarse a la proporcionada por los requerimientos de la mayoritaria centralidad.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho