Algo más de 66.000 militantes tienen este jueves la oportunidad de acabar con el ‘dedazo’ y elegir al nuevo líder del PP, una decisión que ha facilitado Mariano Rajoy al renunciar a designar a un sucesor tal como hicieron antes Manuel Fraga y José María Aznar. El PP ha seguido siendo un partido vertical, donde el presidente reunía todo el poder para elegir a los candidatos en las provincias y en las autonomías, pero el procedimiento que se ensaya ahora significa una elogiable democratización en la toma de decisiones, aunque el proceso de primarias ha demostrado también las carencias de una formación acostumbrada a obedecer.

El partido que se ufanaba de ser el mayor de España, con más de 800.000 militantes, era en realidad una formación desmovilizada, en la que solo 66.706 integrantes, el 7,6% de esa cifra, estaban al corriente de pago o han abonado al final 20 euros para poder votar. Se han presentado seis candidatos, pero en realidad no ha habido debate sobre programas ni modelo de partido, sino solo un desfile de nombres. Otro punto discutido del procedimiento es el método de la doble vuelta, mediante el que los militantes eligen primero a los dos finalistas y los 3.184 compromisarios del congreso extraordinario deciden el vencedor. Esta fórmula puede distorsionar el voto de las bases porque puede haber provincias con pocos votantes y muchos compromisarios y el congreso puede revocar, en teoría, la elección de los militantes y designar al que quede segundo, aunque en la dirección del partido aseguran que eso no se va a producir. Sería, efectivamente, un escándalo.

Rajoy se ha mantenido silencioso y al margen de las primarias, no así Aznar, pese a sus constantes afirmaciones de que no iba a intervenir. El martes, con sus críticas veladas a Rajoy, Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, es decir, a los responsables de que «se haya perdido el activo» del PP, y con sus llamamientos a la renovación y la refundación, el expresidente estaba apoyando indirectamente a Pablo Casado, a quien los otros candidatos ven como «el hombre de Aznar». Por esta y por otras razones, Casado tiene posibilidades, aunque se enfrenta a una investigación judicial sobre sus estudios universitarios. Santamaría y Cospedal, que partían como favoritas, siguen teniendo grandes opciones. Ambas se reparten los apoyos en las provincias, y así ha ocurrido en Andalucía, donde el presidente del PP-A, Juanma Moreno, y la exministra de Trabajo apuestan por Sáenz de Santamaría y el exministro Zoido y el exsecretario de Estado de Seguridad y exalcalde cordobés, José Antonio Nieto, respaldan a Cospedal. Pero el vencedor o vencedora es una incógnita porque por primera vez votan los militantes y puede haber sorpresas.