El motivo de este escrito es poner de manifiesto tanto las carencias en el acceso, como en la seguridad, existentes en el edificio judicial de Peñarroya-Pueblonuevo.

En primer lugar, el edificio, sin duda, está mal planteado, puesto que no dispone de accesos adecuados para las personas con discapacidad. En efecto, ya desde la calle, no se ve rampa alguna para que, por ejemplo, una persona en silla de ruedas pueda entrar a la sede judicial. Y eso en un edificio público.

Una vez dentro, hay un gran hall, diáfano, con un arco de seguridad que da acceso al mismo. Los guardias civiles de puerta están en situación de reserva y de ordinario omiten obligar a pasar por dicho arco, y dejar los efectos que porten, a las personas que acuden a las dependencias judiciales, quedando a la entera voluntad del usuario la integridad de los funcionarios. Se ha visto de todo, incluso a alguien subir con un televisor, con intención de serle reembolsado.

En el mejor de los casos, la gente viene sin cita, sin documentación y hasta sin identificación, y las directrices que tenemos mandan atender a todo el mundo. Si bien una de nuestras labores es la de ofrecer atención al ciudadano, en muchas ocasiones, hemos de aguantar que la persona de turno venga avasallando, increpando e incluso amenazando; se ofrece atención e información de modo comprensible y educado, pero en muchas ocasiones, la obcecación del usuario le lleva a adoptar una actitud agresiva para con uno (o el compañero de turno que atienda), sintiendo el que escribe, en su fuero interno total impotencia para hacer entrar en razón a dicha persona, en ocasiones fuera de sí, sin opción de réplica, sin instrumentos de defensa en estos enfrentamientos, que si bien se intentan evitar, no siempre se consigue. Ya desde la entrada al edificio, y simplemente siguiendo mínimos protocolos de seguridad, muchas situaciones cuanto menos tensas, se podrían evitar. De ordinario, si ocurre algún altercado en las oficinas judiciales, ninguno de los guardias civiles de puerta sube a poner orden o a invitar a salir del edificio al alterado/a. Quizá a requerimiento de algún letrado de la Admón. de Justicia puedan hacer acto de presencia, pero su actuación suele ser meramente testimonial.

A pesar de todos estos inconvenientes, venimos a trabajar, a dar lo mejor de cada uno y a ofrecer el mejor servicio posible, pese a estar en muchos casos a merced por completo de la voluntad del público que acude a la Sede Judicial, con la total pasividad de los agentes. Y la solución a esta situación no pasa por denunciar, imaginen tener un altercado con un delincuente de su localidad, alguien con quien pueden cruzarse un buen día, por la calle, eternizando una situación ya de por sí tensa.

<b>José T. Fernández. Funcionario de los juzgados de Peñarroya-Pueblonuevo (en nombre propio y de mis compañeros).</b>

Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba)