Pues eso, Independencia segunda parte. Las elecciones catalanas han hablado y aunque a duras penas a Birly & Birloque, a la sazón uno de erasmus en Bruselas y el otro a la sombra, los han vuelto a poner los votos como protagonistas del espectáculo ya diabólico del secesionismo de los corderos. Y decimos corderos a posta, pues si la sangría económica continua en Cataluña, el degüello laboral y profesional está asegurado. Algunos, los resultados electorales catalanes los han interpretado como una especie de equilibrio desequilibrado o fifty fifty entre los constitucionalistas y los independentistas. Algo relacionado con el albur o capricho democrático que hace del voto una suerte de caleidoscopio, aunque eso sí, todo dentro de un orden y una lógica. Así podría haber sido en la anterior legislatura, pero no lo ha sido. La balanza inclinada hacia otra edición de un gobierno secesionista, donde la ley ha sido vilipendiada, hace que los resultados del juego democrático y del ejercicio del voto dejen de ser un nuevo amanecer donde los pajarillos vuelven a volar, el sol alumbra el valle y las ovejas pastan tranquilas, para pasar a ser la amenaza extraterrestre del Independece Day de Roland Emmerich. Rajoy y los constitucionalistas ante esta nueva amenaza nos consolamos con aquello del 155, que para los secesionistas es el número de la bestia, pero otro 155 sería justo lo contrario de lo que representa su espíritu legal, esto es, hacer de una situación que ha de ser excepcional y breve en un mantenello y no emmendallo. Ya nada en España y Cataluña va a ser lo mismo. Aunque el aire fresco de Inés Arrimadas podría aportar algo de nueva esperanza a la aciaga situación. Su triunfo junto a los fracasos electorales de PP y de PSOE no puede gobernar los destinos catalanes, a no ser que los dos bloques independentistas no se pongan de acuerdo en quién va a ser el president, si el fugado o el encarcelado. Los líderes extraterrestres y extra constitucionalistas de Independence 2.

* Mediador y coach